martes, 15 de junio de 2010

Solo con Soplar

¿Qué son esas rocas en las que tanto confías? ¿Y eso que a menudo tragas mientras te alimentas? ¿Y porqué no sigues el ejemplo de los otros? ¿Enfurecido? ¿O ni siquiera para eso te resta energía? Algunos, no. Muchos, si.
Sus pies pisan las penas propias y tantas otras ajenas. Ya quisieran masticar pan en lugar de esta traición. Trece mil pasos de distancia y algunos millones de años de espera. En lo oscuro de la cueva del corazón y la conciencia, despierta su carrera desesperada contra el enemigo invisible. Enemigo inalcanzable e incoloro, astuto y camuflado. Enemigo que ya no dispara, pero mata.
Afuera la hierba, el viento y para el que se anime, las clandestinas estrellas del ser. Todo pende delicadamente del cordel invisible los enigmas, que tarde o temprano será parte del aire. Se pueden alejar aquellas oscuras nubes, solo con soplar.
Hay que soplar.

De tanto en tanto los sentimientos se mezclan al punto de causar esa extraña sensación en el estómago. Esa es nuestra suerte, la de los que sufrimos inquietudes humanas invisibles. No todos tienen la suerte de que se les revuelva el estómago al sentirse demasiado afortunados, egoístas o frívolos. A algunos el estómago se le revuelve o de hambre o de impotencia. A las palabras suele sucederles, que hasta la brisa más ligera las arrastra dejándolas silenciadas. Pero ojo, no siempre debe ser así. La palabra se hace fuerte si es noble y audaz, y ante todo si responde a la verdad. Estas son palabras que dan forma a una conciencia que debemos comenzar a hacer realidad entre todos. Palabras que deben hacerse hechos y adquirir fuerza indestructible.

¿Qué nos trajo la marea?

Estamos al sur de Utah, la noche anterior acampamos a unos cien metros de la ruta, entre unos arbustos con vista a una quebrada hermosa. Como decíamos, si bien no nos encontramos dentro de un parque nacional, el lugar no tiene nada que envidiarle a Bryce o a otros sitios de renombre. Tras levantar campamento, desayunar y ya casi con un pie en la ruta, saludamos a Ace y Mark que llegaron en una camioneta y se preparaban para salir de caminata. Conversamos un rato y nos invitaron a caminar con ellos. Al principio nos negamos, queríamos seguir viajando hasta Arches, pero Ace insistió: Deberían venir con nosotros. A mí con eso nomás me convenció, pero faltaba Loli que estaba totalmente negada. Le saqué eso de dejar fluir las cosas -estos locos aparecieron de la nada, vamos a seguirlos, por ahí son extraterrestres -. Nada, hacía ya cinco días que no nos dábamos una ducha, con la ropa sucia y Le´Chien me dijo que plantaba bandera. ¿Y si consigo ducha y donde acampar esta noche vamos? Ok.
Entonces le pregunté a Ace ¿Si vamos a caminar con ustedes, habrá posibilidades de acampar esta noche en su casa y darnos una ducha? Por supuesto, dijo Ace de buena gana y nos pusimos en marcha.

Ace Kvale vive a unos pocos kilómetros del lugar. Sin conocernos mucho arrancamos la caminata, que no seguiría ningún sendero en particular. Solo vamos a explorar la zona, la idea es buscar una bajada al río, alguna cueva donde se pueda acampar y con un poco de suerte, una que otra pintura rupestre.

Su explosión no genera radiación, más no en vano estalla la totora suicida.

El mapa solo nos sirve para marcar puntos y confirmar donde estamos. Caminamos un rato y pronto nos encontramos en un filo sin salida. A menudo tenemos que rodear las zonas más altas, hasta que por fin damos con un sitio por el cual descender hasta el río.
Abajo, la cosa se complica un poco, por la densa vegetación y el agua que nos obliga a sacarnos los zapatos de tanto en tanto. No avanzamos mucho y las horas se van, finalmente decidimos volver por donde vinimos y tras unas ocho horas se acaba la exploración.

Ya en lo de Ace, la Peque obtuvo la ducha prometida. Ligamos cuarto, comida, lavada de ropa y una buena guitarreada con un par de amigos que cayeron de sopetón.

Ace se había declarado fotógrafo, y nosotros, que escuchamos a tantos autoproclamarse con ese título y viendo que andaba con una de esas camaritas chiquitas familiares, no dábamos ni dos pesos por él. Cuando nos mostró su trabajo, nos caímos de bruces. ¡Que fotos! ¡Y de todos los rincones del mundo! Vale la pena que vean su trabajo en Internet: http://acekvale.com/
Al final pasamos tres días en casa de Ace. Este fue uno de esos encuentros inesperados que el camino propone y bien valen la pena. Inmediatamente nos sentimos representados unos por los otros, hablamos un mismo idioma y además lo traducimos en movimiento, tanto él como nosotros. No nos costó ver en Ace una persona especial, de enorme talento y que no se sienta a ver como las cosas ocupan el lugar que él debe moldear a su voluntad.
Mientras caminábamos por los cerros, un ciervo herido nos salió al paso enloqueciendo a Gengis y el resto de la manada. Por la mañana un amigo lo había liberado de un alambrado, pero no se veía con grandes posibilidades de sobrevivir. Esta vez, al huir de los perros fue a dar a un canal, entonces este hombre que vive en una carpa mongola (como algunos otros del lugar), se le tiró encima y lo ahogó. No más sufrimiento para el animal y buena carne para una mesa que se puebla, normalmente, con lo que se cosecha en el pequeño valle. Esta es la mejor manera de explicarles donde estamos: Boulder es una comunidad de apenas doscientas personas.

En la cima su tela de tierras lejanas, honra el recuerdo de aquella alma escurrida de los fragmentos incontables del hombre y vuelta uno con todo lo demás.

Disfrutando el horizonte con Gengis y Ace.

Caminado las fibras musculares de la tierra.

Vendo o permuto por bisoñié nuevo o usado. Escucho ofertas mientras estas no incluyan poblaciones de Mesodesma mactroides enfrascadas (eso por si acaso Nico). Lista para usar y sin faltantes. Se incluye manual de como viajar en el tiempo y posibles años de interés.

Ace y Gengis sin ruido.

A medida que nos acercamos a Arches, la temperatura baja, la nieve va en aumento y cuesta encontrar donde armar la carpa. Realmente esto no representa un problema tras 900 días de viaje, hace rato que el confort no está entre nuestras prioridades.

En el camino a Arches pasamos por Capito Reef, uno más de los varios espectaculares cañones de Utah.

Tal vez sea verdad que jamás se había imaginado en periplo semejante antes de nuestro encuentro. Pero lo cierto es que es a mí, a quien le cuesta imaginar ahora, mujer más perfecta para esta aventura americo-citronáutica.

¿Son acaso ilusorios estos campos de violeta infinito en este gran desierto? ¿Es que hemos extraviado nuestra conciencia en un universo de maravillas fantásticas? La nave las contempla meditabunda; tras haber recorrido la anaeróbica puna boliviana, los volcanes del Ecuador y ríos costarricenses. Tras haberse trepado a incontables ferrys y balsas, atravesado cafetales colombianos, cruzado junglas y desiertos, sorteado derrumbes en Guatemala y cien mil topes mexicanos, le cuesta volver a imaginarse en un solo lugar, andando hacia destinos demasiado certeros, sin la necesidad imaginar que es lo que traerá esta vez el camino.

Ya casi anocheciendo llegamos a un camping gratuito a unas doce millas de Arches. ¿Quieren ver algo de vida cotidiana?

Guisito de lentejas pa´ los que rayen, de la mano de Le´Chien.

Nuestra pequeña carpita guatemalteca (made in Korea – assambled in China, pero guatemalteca al fin) a prueba de vendavales y extraterrestres de otros planetas, brilla en la oscuridad de la noche de Utah.
Clodoveo Eurípides Andreoli tramposo, mafioso y mañero. Esa es la opinión de los expertos ornitólogos. Nunca alcanzó el cielo prefiriendo llenar su cabeza con plasticola ¿Cómo llegaremos a comprender las cosas que el pretendió toda su vida, si llenamos nuestras cabezas con plasticola?

Yo sabía que las nubes de algún lado tenían que estar colgadas.

El Parque Nacional Arches es uno de los lugares más increíbles que hemos conocido. Vaya a saber uno que cantidad de arcos naturales de piedra tiene, solo podemos decir que los hay largos, cortos, altos, dobles, delicados, en equilibrio, hedonistas, precarios, políticamente incorrectos y hasta los hay saprofitos.


Es prácticamente imposible comprender lo que es el tiempo, pero no así ver sus obras.



¡Hola Miguel!

Un reptil calienta su sangre al sol sobre una piedra con alto contenido de hierro oxidado en Utah. Lejos, en otros rincones del planeta miles miramos un partido de fuchi…. Y, es el mundial. Mientras tanto, en congresos y oficinas, con cuorum o sin él, se está hipotecando nuestro futuro, con una simple firma puesta por otra clase de reptiles. Lindo el bichito y lindo el mundial, pero hojaldre conejillos.

Apenas se baja de su asteroide y ya se quiere trepar a una nube pasajera.
¡TU TIENES EL CONTROL!


Taza sin soga.
En la tarde de aquel día conocimos Justin y Loren, dos chicos mormones que hicieron su misión en Sudamérica. Justin, que había pasado dos años en Argentina, flipó al ver al Citro en Arches y nos invitó a cenar unas hamburguesas a Moab. Buena conversa y nuevos amigos antes de manejar hasta nuestro camping, a unos treinta kilómetros del lugar.
Bueno, aquí comienza un capítulo totalmente distinto de nuestra historia y nuestro paso por Estados Unidos. Aquella mañana saldríamos hacia Salt Lake City, donde no esperábamos pasar más de tres o cuatro días y terminamos quedándonos por un mes entero. ¿Las razones?

Ya desde antes de llegar a Salt Lake City, estábamos en contacto vía mail con una familia de argentinos. Pablo, Naty, Ipi y Mica nos habían conocido casualmente a través este blog y nos escribieron invitándonos a pasar unos días en su casa. El viaje a Salt Lake fue un desastre, una de las campanas de freno estaba largando olor y la nave andaba medio frenada. A diferencia de otras veces, cerrando las zapatas desde afuera no conseguimos nada. Para colmo de males, el limpia parabrisas tampoco andaba y llovía torrencialmente. De buenas a primeras la Nave dejó de frenar y el panorama se empezó a poner horroroso.

Sin buena visibilidad, teniendo que bombear cinco o seis veces el pedal para que los frenos agarren viaje y en medio del tráfico enloquecido de la autopista, nos movíamos con un julepe bárbaro entre el carril derecho y esquivando las salidas. Sin lugar a dudas, fue la vez que peor la pasamos manejando en todo el viaje. Paramos varias veces en el camino para intentar arreglar los frenos, pero no conseguimos más que mojarnos. Finalmente siguiendo las indicaciones que Naty nos pasó unas horas antes por teléfono llegamos a la casa de los chicos con los nervios destrozados, pudimos bajar un cambio y respirar tranquilos.

El recibimiento no podría haber sido mejor, los chicos nos saludaron como si nos conocieran de toda la vida ¡Hola Loli, hola Facu! Enseguida prepararon el mate (dulce como el carajo) y nos quedamos charlando unas cuantas horas de corrido. Realmente parecía que nos conocíamos de siempre, como si todo esto fuera poco Naty preparó un pollo con papas para la cena y desalojaron a las enanas de su habitación para que durmamos cómodos.

Pablo, Le´Chien con Mica e Ipi comparten el desayuno en el departamento que aún pensábamos dejar en unos pocos días

Al abrir el tambor de freno, encontré que el resorte que devuelve las zapatas a su posición (posición de no frenar) se había cortado. Por eso el Citro andaba medio frenado, pero a la hora de tener que frenar de verdad, no pasaba nada. Pablo me ayudó con todo y me llevó a buscar resortes por toda la ciudad. Por supuesto, como de costumbre, cada vez que se rompe algo de la Nave, es imposible conseguir los repuestos. ¡Un resorte, un miserable resorte! No estamos hablando de tecnología alienígena, superconductores o trampas de neutrinos. ¡UN RESORTE! Ni se puede fabricar, ni adaptar otro, ni nada. La nave no tolera partes impuras, tiene que ser exactamente igual al que se rompió. ¿Y de donde lo sacamos? Tras andar por la ciudad, buscar en Internet y la mar en coche, Naty y la Peque vieron otro citro andando por la ciudad. ¿Demasiada casualidad? Esperen un poco. Al día siguiente Naty se fue a dar vueltas por el barrio a ver si lo veía y terminó encontrándolo estacionado en un jardín. Me pasó a buscar y le fuimos al humo. La dueña era una chica joven que buscó entre sus repuestos pero no tenía resortes, si bien no nos pudo salvar, nos dio un contacto que si lo haría.

La verdad que no me acuerdo ni el nombre del pobre tipo, solo se que lo llamé para explicarle mi situación y una hora más tarde estaba en la casa con dos resortes en la mano. Me los dejó y desapareció en un minuto. ¿Cuáles eran las probabilidades de que todo esto sucediera? Más cu…. Que cabeza ¿no?

En fin entonces solo restó elegir el mejor de los dos resortes y ponerlo. Ajustamos todo y chau pinela.

La segunda noche de nuestra estancia en Salt Lake City, llegaron Aymi y Juancho con la Estan y completamos el cartón.
Aura si que armamos flor de familia. Los chicos que siempre estaban dispuestos a ayudarnos como pudieran y llevarnos a pasear por ahí, organizaron una reunión en un parque invitando allí a todos los argentinos amigos, para ver si vendíamos algo de bijoux. La verdad es que conseguimos mucho más que eso. Desde el principio en Salt Lake, todo el mundo nos abrió sus brazos, corazones y casas. Además de Pablo, Naty, Ipi y Mica, nos llevamos de aquella ciudad un sinnúmero de amigos entrañables. Brian, Romi y sus seis chicos que jamás pasaban desapercibidos, siempre dispuestos a ayudar, padres ejemplares y amigos desinteresados. Marcelo (con sus vinitos), Alicia y Nicole, amigos chilenos que también nos ofecieron su gran amistad, hospitalidad y un poco de fama. Los cordobeses Marcelo, Erica y descendencia que nos agasajaron con unas regias empanadas de carne y siempre buena compañía. Silvina, Nico y los mellizos de oro. Y finalmente el gran Lucas, amigazo de La Matanza con quien haríamos una profunda amistad y compartiríamos unos cuantos días de trabajo.
Toda la muchachada unida como debe ser.


Las pequeñas compradoras compulsivas nos salvaron el día.

¡Grande Erica! Créannos, que después de comer una sopita Marruchán atrás de la otra, cuando aparece una bandeja de empanadas, nos solo nos abalanzamos sobre ellas como bestias hambrientas, además, nos gastamos el rollo de fotos, pa´ recordarlas por semanas enteras. Un poco muerto e´ hambre el muchacho.
Los días pasaron y con la nave arreglada, amagamos a salir. Pero aún nos faltaba mucho por aprender en Salt Lake City. Pablo y Naty nos animaban a quedarnos, nos inventaban planes y poco a poco nuestros vínculos se empezaron a hacer muy fuertes.

Ipi y Mica andaban todo el día alrededor de los cuatro tíos postizos que las malcriaban, sin perderse un segundo del día para algo que no sea jugar.
Lucas, Marcelo, Faca, Brian, Pablo y Juancho. Todos juntos en una feria latinoamericana a la que fuimos a exponer los carritos.
Ya que estamos debo decir, que nos encantó ver a la gente de los distintos países colaborando con los espectáculos tradicionales de los países vecinos. Ecuatorianos tocando música peruana o bolivianos bailando un gato. A veces cuando se está afuera, se valoran mucho más las cosas propias. Y definitivamente cuesta muchísimo apreciar lo que se tiene cuando es parte de lo cotidiano. Nosotros que ya hemos recorrido diecisiete países, vemos a la distancia a una Argentina muchísimo más compleja de aquella que abandonamos en diciembre del 2007. Con más riquezas y defectos, con más protagonistas y maravillas por descubrir.
¡Así te quería agarrar! Tan buenita que parecía, Naty fue la primera promotora de una guerra de nieve sin cuartel. ¡Y contra sus propias criaturas!

¡Pará pichón de mamut, vas a matar a alguien con eso!
Fin de semana en Park City.
Pablo “mano de carabina” Palavecino, Facundo “el salmón moribundo” Laiz y Juancho “el tripié” Eyheraguibel. Figuras de deportes en el recuerdo.

Ipi, Faca y Tobías, el alce travesti.

Tutta la famiglia y Morty, el oso travesti.

Finalmente Lucas nos ofreció a Juancho y a mí, trabajar unos días en la casa que estaba construyendo. Y ahí nomás, entre clavos y los Redonditos de Ricota, se nos fueron dos semanas más.

Medio trolos los obreros, pero bue, es lo que había.
Yo ya construí una casa ¿Y su bendita reja Don Fró?

El Pulpo Lógico y La Ventana Lógica sin Vegetales; son obras generosamente donadas a americaencitro, por Gunther, el fotógrafo conceptual alemán. Gracias G.

“El Pulpo Lógico” (en ausencia de tiamina, esto es lo que queda).

“La Ventana Lógica sin Vegetales” (madre en fuga con espátula).

A la distancia, nuestro primer alce asoma.

 Y ahora a estrenar el trineo adquirido a un dólar en la segunda.

¡Agarrate la peluca!

¡Agarrate el bisoñié!

Realmente llegamos a sentir a Salt Lake City como nuestro hogar. Allí encontramos a una nueva familia. Naty, Pablo y las enanas son más que amigos para nosotros, son familia. Nos abrieron las puertas de su casa, nos bancaron un mes entero a los cuatro y nunca nos hicieron sentir incómodos. Con ellos, jamás una mueca o una mala cara. Muy por el contrario, hasta tal vez hayamos sido nosotros, los que se supone que tanto hemos aprendido viajando, los únicos que salíamos con alguna mezquindad o una pelea tonta. De ellos aprendimos mucho, aprendimos como se cría a dos nenas hermosas e indomables, sin perder la cabeza. Aprendimos lo que es dar todo sin esperar nada a cambio, aprendimos lo que es la amistad incondicional y la humildad. Aprendimos a valorar más a nuestro país, aprendimos a ser tíos y a nunca más en nuestras vidas intentar jugar al Pictionary.

Con los demás también estaremos eternamente agradecidos, y esperamos volver a verlos al sur o al norte, alguna vez. Marcelito con su corazón de oro, Lucas pingazo como pocos, que para no ser menos que yo, si me caía desde una escalera en la obra, se tiraba desde un andamio. Todos, todos ellos gente hermosa.

También nos brindó la ciudad, la posibilidad de conocer a la comunidad Mormona de la cual aprendimos la importancia de ayudarse mutuamente de una manera que jamás habíamos visto con anterioridad. Si, Salt Lake es en un ochenta por ciento mormona, y si bien, al menos yo, no soy partidario de las religiones, valoramos muchísimo muchas de sus costumbres, su compromiso espiritual y sentido de comunidad.

A mi juicio, este es el gran premio que nos ha dado este viaje, la capacidad de poder apreciar y aprender algo de todo aquel que se nos cruza en el camino sin importar su color, su religión, ideología, su tendencia sexual o su estatus social. Comprender que todos somos hombres y hermanos con nuestros aciertos y errores. Concentrar nuestra atención en aquello que nos une, lo que tenemos en común, sin malgastar las energías en estúpidas diferencias pueriles. Sería un hombre pleno, si algún día lograra remendar en mi, esta incapacidad crónica para tolerar, abrazar y hacer una única fuerza con quienes no comparten mi forma de ver las cosas. Estas falencias que desde pequeños, la sociedad se encarga de fundir sistemáticamente en nuestros huesos, para que sirvamos a fines que nada tienen que ver con nosotros mismos o nuestro bienestar.

Creo, además, que esta capacidad de buscar puntos de encuentro más que diferencias, no nos la ha dado tanto nuestra naturaleza bondadosa, sino el nivel de exposición o de dependencia crónica de la gente, con el que viajamos. Esa es nuestra bandera, sin las manos del camino, no hubiéramos llegado muy lejos. Si no viéramos eso después de todo este tiempo, si no fuéramos capaces de aceptar que este viaje no lo hicimos solo dos personas y un viejo auto, sino cientos. Entonces seríamos los dos idiotas más grandes de toda esta piedra celeste. Por eso defiendo esta forma de ver el mundo, sin tanto recurso, sin tanta preparación, sin tanto circo, sin comodidades, sin lujos. Saltando de charco en charco, de casa en casa, habitando palacios y chozas. Haciéndonos viajeros, amigos, hijos, carpinteros, mecánicos, vendedores de fotos, artesanos, maestros, alumnos, o lo que toque. Sin cerrar puertas, intentando la dura tarea de no abrir juicios. Sencillamente abrazándonos al camino, sin exigirle nada más de lo que él mismo quiera traer.

Da miedo, a veces cansa y puede llegar a ser un poco dura, pero esta forma de viajar paga con creces todos los sacrificios imaginables.

Si Charo no deja ir a los ochentas, ¿Porque yo voy a renunciar a mis queridos setentas?

Los amagos de dejar Salt Lake se sucedieron unos a otros sin tregua, pero jamás pasaron de ser eso; amagos. Finalmente decidimos partir todos juntos, con Pablo, Naty y las enanas en la Vanagon, hacia Yellowstone. Otra semana demoramos la salida entonces, por el mal tiempo y para juntar unos pesos más en la obra.

Festejamos en casa el cumpleaños y el no cumpleaños de Juancho, y nos preparamos para partir.
Justo antes de salir, el Chelo Marchelo, organizó una entrevista para la tele y nos fuimos todos para un pueblo cercano llamado Orem. Allí no nos metimos a la cama con Moria, pero si al sillón la blonda periodista y sus secuaces. Además de deleitarnos con una rica comida mexicana, nos obsequió unas cuantas bolsas llenas de provisiones para el viaje. ¡Molte grazie! La entrevista se puede ver a principios de julio en BYU TV Internacional (tele o internet) en todo Latinoamérica, España y Portugal.

El Citro y la Estan salieron un viernes, dejando atrás a la Vanagon que ganaría el camino un día más tarde para volver a juntarnos en el Gran Teton N.P. Pero, esto ya lo dejamos para la próxima. No les cuento donde estamos ahora, porque realmente el desenlace de nuestra llegada a Alaska tiene bastante pimienta. ¡No! Quedense tranquilos que todavía no estamos, falta muy poquito, pero todavía no che. Seguimos con el plan de llegar juntos, así que atenti la bocha que falta muuuuy poquinho.



En el mientras tanto déjenme decirles que los lectores de este Blog están totalmente del marote, al menos los que contestan las encuestas.

Ganó ¡HOLA MIGUEL! ¡Por Dió! ¡¡¡¡¡Son unos GENIOS!!!!!!

¡¡¡GRACIAS POR LA MAGIA, Y LOS OCNIS QUE SIGAN ESPERANDO CALENCHUS!!! Ah! Los que dicen tener dos en la heladera, manden fotos o dejen de mezclar destilados con fermentados.

¡¡ADIÓS CONEJILLOS!!

¡Arrivederci e buonafortuna!
 
¿Lo recuerdan? Listo para volar ¡Solo agregue viento!

¡Bienvenida Carlota!

6 comentarios:

  1. Solo quiero decirles: Qué feliz me siento cuando los leo :)

    Ojalá algún día a la vuelta los pueda conocer...

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  2. Anónimo16.6.10

    Facu y Loli:
    Cómo explicarles la alegría y admiración que me da leerlos? Cuanto me gustaría conocerles personalmente! Es sublime la foto del citro en el desierto violeta!!! Saludos desde San Juan – Argentina. Cecilia.

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  3. Che, diganle a Ace que tiene una mano espectacular para sacar fotos, muy bueno el sitio!
    Aparte no se si se inspiraron en él, pero las imágenes son sobresalientes. Capaz no se dieron cuenta, pero ya tienen media carrera de fotografía en el bolsillo con el trabajo de campo que vienen haciendo en estos dos años y medio de viaje. Gunther hace sentir su influiencia cada vez más y mejor.

    Vamos que el objetivo ya está muy cerca!! No digo que si se suben a una escalera ya divisan Alaska, peeeero...

    Les manda un abrazo y un beso concomitantes...


    El oso valeroso & cía.

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  4. Coincido con Cecilia... no puedo dejar de mirar la foto con el piso todo violeta! Es increible! Parece irreal!

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  5. Anónimo28.6.10

    Facu, Loli:
    Encuentro en su blog tantas frases, tantas imagenes, tanto amor, tantos recuerdos, tanto animo!!!
    Encuentro a la vida como se le debe vivir!!!.
    Un gran abrazo de un gran amigo desconocido
    ChechoRestrepo&PatoUribe
    suramerica.saboresypaisajes@gmail.com

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  6. Visita nuestro Hotel en Insurgentes Sur y conoce la fabulosa capital de México

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