domingo, 15 de febrero de 2009

Palmó el Cigueñal

Esta vez va dedicada a nuestros padres. Gracias mil veces.
Capítulo Primero: La Fiebre del Cangrejo Cacerola.
Los mares se revuelven de salina bronca. Las cimas perpetúan su grandilocuente silencio, distantes. Soberbiamente altivas, hinchadas de verdad. Se hielan en soledad, se hielan sin sueño, sin dolor. Serenamente duermen una eternidad, un parpadeo de luz solar. Un caminante trajeado, vive virtualmente. Desvirtuado. Sin una idea, ni aún la más fugaz, la más tonta. Una diminuta y de jalea, o una esponjosa. Una saturada de chorreante sencillez. Una idea destinada al más magnífico de los fracasos. Una de mortal insignificancia. Una de obsidiana, o de pedernal. Una con filo de faca, una prohibida, una espiral. Una reprochable, reciclable y radioactiva. Una de movimiento rectilíneo y uniforme, de rodhesias o de ruletas. Eterna. Masticable y mortal. Una con brillo fosforescente, una de superficie lunar. Una idea en patineta. Una idea sin más. Una idea y punto. Un motivo, un Dios, una voz, un aire, una patada al infinito, una proyección a lo divino, una puteada inflamable, un destello de luz azul-anaranjada, una declaración de guerra contra la caducidad, una grito infinito de existencia, un instante de lucidez. Despertar. Despertar. Despertar. Despertar. Despertar. Despertar.
Sin siquiera vacío me he quedado. En el plexo, ni eco, ni ardor ni nada. Loco. Solo. Fuera de moda. Hablando sin saber como decir. Intentando sacar, intentando mover. Intentando hacer y ser. No es poesía, ni enigmática prosa. Mastico esa bronca del mar. Mastico impotencia. Miro alrededor y lo que veo me resulta insoportable. No lo quiero, ni lo acepto, ni me alcanza. No es suficiente. Se que puede ser distinto, y lo pienso cambiar. El fuego en mi pecho me habla. La fuerza en mis manos pide urgente actuar. Me invade esta lava volcánica, este temblor de la tierra, esta insurrección de mis pies. Estalla mi voz, la voz subterránea, la que llevan los ríos y aullan las bestias. Hiervo de deseo, hiervo de voluntad, hiervo de amor, entero entro en ebullición. Esta es la fiebre que he de contagiar.

Un Ágave americana anuncia la desaparición del sol, en el Cañón del Chicamocha. Estas son las tierras que hemos transitado en los últimos días para llegar a donde estamos actualmente; Bucaramanga "la linda". Hoy, estamos viviendo desde hace una semana, en la casa de dos curas argentinos, José Ramón García Llorente de los pagos de la apacible Río Colorado, y Juan José Turco, de los pagos de la apacible Capital Federal. La nave se halla en este instante con el motor descuartizado en los talleres de Elí Blanco en Bucaramanga. La situazzione confusa, el futuro incerto, pero ya nos estamos adelantando, mejor empecemos por el principio.

Capítulo Segundo: Bogotá y el "Efecto Papafrita"

La globalización se nota. Saltamos de Argentina a Chile, (Bolivia queda excluida de toda culpa en esta clase de consideraciones) Perú, Ecuador y Colombia y las diferencias culturales, ideológicas, arquitectónicas, gastronómicas, odontológicas, y de costumbres robóticas, inmensas por momentos, se achican hasta la insignificancia en las ciudades. El efecto es directamente proporcional al tamaño, y hemos dado en llamarle "efecto papafrita", (comida cosmopolita por excelencia). No existe engrudo edilicio y humano, que escape a esta ley universal. No en estos tiempos modernos.

Por aquellos locos días en Bogotá, nos metimos en un "trancón" de bondis infernal. Cientos de colectivos a determinada hora se ven obligados a circular por una avenida (si mal no recordamos la 10 o la 13) de la capital Colombiana. Paisanotes, caímos como chorlitos en la trampa. Es increíble encontrar gente que para el tráfico y facilita la entrada o salida de otros vehículos a la vía, a cambio de una recompensa monetaria. Un oficio más de la modernidad y van..... Salir no fue menos dificultoso que sobrevivir a "la pajarera", a donde nos dirigíamos para comprar artesanías.

Juan Valdez, Kareem Abdul Jabbar, John Rambo, Al Capone y Juan Sin Miedo aterrorizan a los transeúntes, un domingo cualquiera en un parqueadero de La Candelaria. Cuanta razón tienen los diarios al advertir sobre los peligros a los que han de atenerse, los atrevidos que osen traspasar las fronteras de la vieja Nueva Granada. En realidad, más terror estarán viviendo los argentinos, al abrir el diario cada mañana y verle la cara a Cristina (encima, acto seguido hay que leer las estupideces que salen de su "botoboca").

En los talleres de Citroën de Bogotá, la gente de Parra Arango, nos dio una mano con cambio de aceite y filtros. Con los kilómetros, nuestras ilusiones de mantenernos alejados de talleres por un tiempo, se fueron desvaneciendo, a la vez que el motor golpeaba cada vez con más ganas.

Clau, ¡divina ella! No se dejen engañar por su apariencia angelical, mata toros a mano limpia, esclaviza visitantes en su cocina y los obliga a levantarse a las seis de la mañana. Aún así vamos a extrañar muchísimo a una de nuestras caleñas preferidas (sin ponernos celosos Patty ¿eh?). Tanto ella, como Santi y Camilo, hicieron de Bogotá nuestro hogar. Con tanto amigo, pa´ la vuelta, necesitamos un buen arquitecto que nos ayude con el diseño de una casa, con capacidad para dos mil visitantes, un perro, peluquería de milodones, tubo de bajada pa´ bomberos y termotanque con capacidad mínima de 200.000 litros.
A vos también te vamos a extrañar Rodolfo.
Capítulo tercero: Viajando del jamás al que se yo.
Dejamos la capital con el auto andando por debajo de sus capacidades y con un ruido infernal en el motor. Aún así, transitamos con éxito las colinas a más de 2600 msnm, y vencimos a los 49 km que separan a Bogotá de Zipaquirá. Ya en el pueblo, subimos la montaña para bajar luego, a través de un amplio túnel apenas iluminado, a una catedral hecha de sal y enterrada 180 metros bajo la superficie terrestre. Si bien uno hubiese imaginado que catedrales como ésta, hay una por cada ovni que se ve volando, aterrizando o haciendo patito en un lago, resultó ser única en todo el mundo. NAAA PUEDE SERRR!!!!
Aprovechamos para hacer una pregunta; ¿por que en todos los avistamientos los ovnis se mantienen "suspendidos" por un tiempo en el aire, y antes de alejarse a la velocidad de la luz dan vueltas enloquecidos desafiando la capacidad de maniobra de nuestros primitivos aviones, helicópteros y monopatines? ¿Querrán dejar absolutamente en claro a los espectadores que son extraterrestres? Mmmmmmhhhh..... En todo caso debe tener buenos cinturones de seguridad, si no imaginamos que los alienígenas andarían todos desparramados por el piso de la nave. Además, de ser extraterrestre, habría que comer livianito antes de cada viaje, sino la cena quedaría regada siempre sobre los delicados instrumentos de mando. Finalmente dejamos abierta la posibilidad de que esas vuelteretas locas, sean la versión alienígena del rock´n samba. Esta consideración suma evidencias decisivas. ¡¡¡¡Señoooora, los ocnis no esisteeeeennnnnn!!!!
Nos preguntamos si los rezos realizados aquí abajo, se escucharán con suficiente claridad allá arriba.

El minero de la sal, sabe sobrado que....
Con las recaudaciones de la sal se pudo financiar gran parte de la construcción de la Gran Muralla China.
Es muy posible que el hombre primitivo tuviera esa necesidad de lamer ciertas rocas con el objeto de obtener el sabor salino.
Durante el siglo III a. C. en la provincia de Sichuan hubo un hombre llamado Li Bing, que fue administrador e ingeniero durante el periodo de los Reinos Combatientes.
Mi tío cabecea calefones.
La cocina japonesa no es pródiga en el uso de la sal.
Muchas de las ciudades de Britania con la terminación actual wich significan en idioma anglosajón: lugar donde se hace la sal.
La salazón de ciertos tipos pescados, como puede ser el bacalao, es muy importante desde el punto de vista económico y culinario, en algunas regiones de Europa.
La salazón del pescado intenta evitar la estacionalidad de la captura y poder así ofrecer en diferentes épocas del año el pescado, además de proporcionar su disponibilidad en lugares lejanos al de las costas donde se realiza su captura.
Los impuestos que el Imperio Británico aplicó a la sal en la colonia de la India, provocaron que en marzo del año 1930 Mahatma Gandhi protagonizara, como protesta, la conocida marcha de la sal, que acabó provocando la independencia de la India.
Los romanos, pagaban a sus soldados con sal. Tal era el valor de este mineral. De allí que las remuneraciones periódicas suelan llamarse salarios.
A Arturo Puig le gusta comer muy salado.
Por eso pica la sal el minero.
La idea era viajar hasta Chiquinquirá aquella misma tarde. Dejamos el mundo de sal y comenzamos la trepada, la nave se ahogaba, y apenas en una eterna primera lográbamos subir la cuesta. El carburador seguía morfando nafta (gasolina) y esto sumado a la falta de oxígeno, conspiraba contra la combustión ideal. Tras varias paradas e intentos de calibrar la nave, Faca cansado cambia el carburador nuevo por el viejo en plena ruta. Nada nuevo bajo el sol. Con el día dando sus últimos estertores, decidimos deshacer pasos, pagar nuevamente peaje y dormir en Zipaquirá. Aquella noche armamos la carpa en una estación de servicio a las afueras del pueblo y comenzábamos a escuchar lo que la nave nos quería decir. Algo anda mal.
A la mañana tempranito, mientras Loli levanta el campamento, Faca se esmera en mejorar el funcionamiento del carburador nuevo y vuelve a colocarlo. Con mejor andar, seguimos viaje, dejamos Chiquinquirá atrás y aterrizamos en la hermosísima Villa de Leyva.
Plaza Central de Villa de Leyva. El pueblo es uno de esos en los que dan ganas de quedarse a vivir. Fundada en 1572 y detenida en el tiempo, su ritmo y la belleza de su arquitectura colonial, invitan a bajar un cambio.
Nuestro viaje es un viaje de contrastes. Podemos pasar la noche en la carpa, en el auto o en un hotel cinco estrellas, como aquella primera noche en Villa (Posada San Antonio, mil gracias Ramiro y Patricia). Podemos comer una fruta, una lata de paté, o papas gratinadas con jamón y tocineta en un restaurante francés, como lo hicimos también por aquellas tierras (gracias Marce). Tratamos con vicepresidentes y con mendigos. Tomamos vino de caja y champagne. Sin los contrastes que aburrido sería todo. Comer caviar todos los días no sirve de ejemplo porque esos huevitos de pescado son una porquería, pero ¡imaginen comer todos los días lomo ahumado, pato a la naranja (nunca lo probamos en realidad, pero suena sofisticado), milangas napolitanas, Papas Antares o ñoquis rellenos de Tarantino! No hay cosa más linda que, tras comer polenta (harina de maíz) una semana seguida, aparezca delante nuestro un buen plato de ravioles con crema y parmesano. ¡Ahí se valora la pasta! Si nunca pasamos hambre, ¿como vamos a valorar la panza llena? Si nunca pasamos frío, ¿como valorar el calor de una chimenea? Lluvia, techo, sacarse los zapatos, tener zapatos para sacarse, despatarrarse en una cama tras caminar por días, disfrutar de la compañía, disfrutar de la soledad. Contraste.
Al demonio todas nuestras teorías. Este tiene techo y lluvia al mismo tiempo.
La nave luce orgullosa su plotteado nuevo (que casi cuesta el divorcio a los de Fuego... pero que lindo quedó, no?) en la plaza mayor.
Que zonzos lindos son estos dos ¿eh?
En el re-make de "La Criatura del Pantano" Ernesto no pasó el casting.

El director decidió que Ernesto sobreactuaba.

Faca sacó su homo eructus interior y quedó.
Loli en cambio, no tuvo que dar examen, se quedó parada siendo bella y también fue contratada.
Ya maquillados Faca y Loli se disponen para las primeras tomas.

Dicen las malas lenguas, que esta tierra allá, como 115 milloneas de años atrás, era mar. ¡Por favor que pavada es esa! Está claro, que este Cronosaurio fosilizado y encontrado en las inmediaciones del pueblo, andaba pérdido en las montañas buscando búlbos enterrados. Nosotros mismos estamos cansados de ver ballenas francas pululando por las sierras de Balcarce, y no por encontrar sus esqueletos trancados en una piedra vamos a decir que eso era un mar. Tal vez las opiniones especializadas de los doctores Zapallo Zoom, Don Fró y Oso Licencioso echen un poco de luz sobre nuestras mentes confundidas. ¡Mar sobre la tierra! ¡Donde se ha visto semejante locura!
Este flagelo debe detenerse. Los cetáceos se han tomado el mal hábito de salir a tierra para comerse los cultivos de la gente.
Evidencia contundente de una ballena que, no contenta con destruir completamente un sembradío de maíz en estado de grano pastoso, ató una pala mecánica a su cola para revenderla en el mercado negro y comprar plancton de contrabando.

La muchachada del Colegio Industrial Antonio Ricaurte tiene en sus manos al futuro. ¿Que forma le darán? ¿Forma de ejecutivo altanero preparando lasagña de microondas un martes feriado y asquerosamente húmedo? ¿Forma de jaula pa´ la cabeza? ¿Forma de voluptuosa libertad?

Las callecitas de Villa de Leyva tienen... ese no se que.....
Tras la primera noche de hotel, nos adoptó la familia de Andrés. Nos prestaron un cuartito y un lugar en su parqueadero para el Citro, nos malcriaron un poco y así pasamos los días siguientes, en aquel desierto boyacence. Andrés, además de vivir pendiente de nosotros, fue el guía oficial para todos los paseos, Ráquira, el Infiernito, El Santo y La Piriquera.

Boyacá en todo su esplendor, vista desde El Santo.

Guitarreando en la plaza con Andrelo y Cristian.

Marce el "ángel gastronómico", nos invitó a almorzar al restaurante franchute donde trabaja. ¡Con tintico incluido!
Andrelo y los de Fuego posan frente a un falo Muisca. Según aseguran los expertos, El Infiernito era un observatorio astronómico precolombino. Algo así como un Stonhenge sudamericano. Todo el lugar está plagado grandes rocas de forma fálica, que eran el símbolo de fertilidad de esta cultura.
El calendario Muisca se regía por las sombras que proyectan sobre el suelo, dos filas de rocas dispuestas de manera enfrentada. En la foto puede verse una de las dos filas, que originalmente debían estar mucho más desenterradas, midiendo cerca de dos metros de altura cada roca. Así, sabían como celebrar sus días festivos. El día del amaestrador de hamsters, el día de la merluza con crema de champiñones y salsa de roquefort, y su predilecto, el día de la muerte por sobredosis de ensalada rusa.
Una casa de barro para un hombre de barro.
La nave descansa en las calles de la colorida Ráquira.
Ella habla, Faca escucha.

"Andrelo y Los de Fuego". Se podría haber llamado Sandro ¿no?
Definitivamente algo nuestro quedó en Villa de Leyva, y algo de ella quedó en nosotros. Recomendadísimo para todos los que anden girando por estas tierras mágicas. La ruta bajo nuestros pies nos sigue conduciendo al norte, hasta otro pueblo colonial. Esta vez del departamento de Santander, llamado Barichara. En el camino, nos desviamos algunos kilómetros para conocer Palmas del Socorro. Ya en el pueblo, el Citro boqueaba.
¿Bostezo o grito de auxilio?
El problema no es caer, pues caer caemos todos. El problema no es morir, pues también todos hemos de hacerlo. No es el problema errar, sino nunca haber dado un estiletazo preciso, un coletazo de hipogrifo, un salto de siete mil leguas sobre los mares, una pelea al olvido.
Recorrimos los últimos kilómetros con el día atardeciendo, e hicimos pié en la plaza principal de Barichara, ya casi caída la noche. Tras un intento fallido de armar campamento en un parque, fuimos a dar al predio del mercado, donde la policía nos permitió pasar la noche.
Colombia se revela hermosa, mientras atardeciendo, llegamos a Barichara.

Nunca intenten esto en su auto. Don Loli prepara unos exquisitos fideos con su cocinilla de alcohol, refugiándose de los perniciosos vientos baricharenses, barachos, barichareños o como se diga, dentro de la nave.
En Barichara, la suspensión acusó los varios días de transitar calles empedradas y colapsó. Se partió el seguro del terminal y pa´ abajo la nave. Chatita contra el piso quedó. La vez anterior nos había pasado en la puna boliviana, hubo que meter cadena y rodar precariamente 150 km hasta Cochabamba. Esta vez veníamos de visitar un pueblito cercano llamado Guane, y en lugar de plantarse en medio del camino, lo hizo apenas entramos nuevamente en Barichara. Muy considerada.
Faca diagnostica, suele ser complicadísimo volver la varilla a su lugar, pero a apenas dos metros del lugar del siniestro....
¿Casualidad? Todo sucedió justo en la puerta de la casa de un mecánico. Ni siquiera hubo que transpirar. Desenroscamos el terminal lo máximo posible y calzó como por arte de magia. Costo $ 5000, o sea, algo más de 2 dólares. En diez minutos estabamos mirando a Barichara por el retrovisor y con rumbo hacia el Chicamocha.
Ya bajando de la montaña, la nave empezó a responder mucho mejor, pero en igual proporción, el ruido del motor se incrementaba, con cada día de viaje. Empezamos a abandonar la idea de seguir viaje a Venezuela, y pusimos nuestras esperanzas en la aún lejana Sincelejo.

No le dan los ojos a la Peque para asimilar el imponente paisaje. Próxima parada, Bucaramanga.
Capítulo cuarto y último: Palmó el Cigueñal.
Viajar en en 3CV tiene mil y una ventajas, pero una desventaja crucial. No se consiguen repuestos ni por casualidad fuera de la Argentina. Hasta aquí las roturas no habían sido significativas, los arreglos fueron siempre más bien para prevenir que para curar y los 30.000 kilómetros hechos fueron soportados estoicamente por la nave. Pero no por casualidad decimos hasta aquí. Si bien paramos nuevamente antes de que el motor se parta al medio y seguimos en la tónica de prevenir y no curar, esta vez la cosa se puso peluda.
En Sincelejo vive Rodrigo Hernandez Falla, allí teníamos intenciones de arreglar la nave. Casualmente, en estos días que pasaron, Aymi y Juancho fueron rescatados por Rodrigo, que los localizó y les arregló el motor de la Estanciera que también estaba muerto (vean la página de los chicos, está linkeada acá a un costado). Como aún nos separaban de aquel destino entre 600 y 800 kilómetros, y los pronósticos no eran muy alentadores, ya en Bucaramanga, Rodrigo nos contactó con Javier Parra y fuimos a dar al taller de Elí Blanco. La verdad es que nunca vamos a saber si llegaba o no la nave, pero estamos felices de haber tomado la decisión de solucionar el problema aquí. Para empezar, estamos muy a gusto y bien atendidos en la casa de nuestros compatriotas, que se están portando increíble. Además estamos en contacto con nuestros amigos de los clubes de autos clásicos de Colombia que siempre nos aconsejan y dan una mano, con Henri Rivera a la cabeza. Lo peor hubiese sido que el auto se rompa en medio del camino, y ahí si que nos tocaba bailotear juerte. Lo cierto es que el lunes abrimos el motor y encontramos uno de los cojinetes de bancada del cigueñal destruído. Así el juego provocaba el golpeteo y la presión de aceite bajaba abruptamente. Se intentó adaptar algún cojinete parecido y hasta se pensó en tornear la pieza, pero el material no es aluminio común sino una aleación, además la presición de las medidas es medio como de la NASA. Finalmente decidimos pedir la pieza a Argnetina, y al hablar con Guillermo Rondón (amigazo y mecánico de cabecera de la nave), concluímos que traer solo esa pieza era arriesgarse a que las cosas pudieran salir mal. Venga el cigueñal entero. Finalmente pedimos una carrada de cosas y a eso Alfredo (amigazo y repuestero), le agregó otro tanto de cosas y finalmente viajan a Colombia; cigueñal completo, cojinetes extra, árbol de levas, bomba de aceite, manual preciso con instrucciones para el armado y mil chucherías más para la nave. En definitiva, vamos a cambiar casi el motor completo. Todo esto con la ayuda de la familia que simpre está ahí cuando se le necesita. Tratando de achicar los tiempos al mínimo pa´ seguir viaje pronto. Aparentemente, el viernes completan todos los repuestos en Mar del Plata y de allí salen directo para Bucaramanga.
En fin conejillos, esta vez nos encuentran en medio de un lío, pero créannos que estamos más determinados que nunca, con el ánimo altísimo y fuertes como Martín Caradagián. Esto gracias a la gente de Colombia que sigue dando muestras de su amabilidad, hospitalidad y alegría, y a todos nuestros amigos y familia en Argentina que son siempre apoyo espiritual y esta vez espirituo-mecánico-financiero. Pensar en este viaje sin estos robustos cimientos sería imposible. Por eso, MIL VECES GRACIAS, muchos besos, abrazos y mordiscones en la cola para todos.
Les quieren y respetan.
Los de Fuego.
¡YUK PUNCHAGAMMA!
Información adicional.
Quienes quieran conocer a Rodolfo, pueden hacerlo en el Museo Nacional de Bogotá "El Panóptico", sobre la séptima.
Glosario.
Botoboca: Dícese de la boca saturada de botox.

miércoles, 11 de febrero de 2009

¡Los de Fuego a la pantalla grande!

De la mano de Camilo Ernesto Hernandez, la Citronave y Los de Fuego, se arriman al público infantil. En un corometraje que durará 43722 minutos, nuestros locos viajeros se transforman en simpáticos cartoons para deleitar a los enanos malayos y del mundo.
Así se verán los Laiz Navarro en la película "300 millas en busca de leche condensada". La trama incluye drama, acción, amor, surrealismo alemán de los años 30´s y la participación especial de ¡¡¡¡ARTURO PUIG!!!! La producción ya fue vendida para que sea disfrutada por el público de Japón, Malasia, Paraguay y la Guayana Francesa. Con suerte pronto llegará al resto de América, auspiciada por el gremio de cafeteros de Playa Grande. El creador Camilo Ernesto, ya estaría gozando de las regalías en un fiordo noruego. Véanla en los peores cines.
¡¡¡Yuk Punchagamma!!!