miércoles, 28 de enero de 2009

¡Tenemo un buen café!

¡¡¡¡Arrrriba los que van a Barracas!!! Usté Don Fró no, ya está muy viejo para estos trotes...

Conejillos, los teníamos medio olvidaus. Es que con tantas responsabilidades..... apenas si uno se hace un tiempito pa´ escribir. En fin, aquí les va una actualización completa de lo sucedido en estos últimos días en la belle Colombia.
La gesta se ha vuelto enorme. Por momentos, miramos el mapa y decimos, a este paso nos llevará la vida entera llegar a Alaska. La nave, siempre la más aplomada de los tres. Con más o menos ruidos dependiendo de su humor, se abre paso a través de las montañas que parecen no tener fin. Hemos recorrido la espina dorsal sudamericana de punta a punta. Su belleza e inmensidad sin límites, son propias de un continente de exhuberancia infinita, rebeldía indómita, y naturaleza incontenible. Todo lindo che. El Caribe está muy cerca y lo añoramos con locura, pero nuestra ruta vuelve a desviarse hacia la altura de Boyacá. Pensándolo bien, somos nosotros los que evitamos al océano, y no él a nosotros. Cada vez que arrimamos a la costa, volantazo y pa´ los cerros. A trepar y chupar frío andino ¿Casualidad o causalidad? un poco de ambas. El carburador nuevo ahí anda, masomenos. Tirando nafta como si estuviéramos ya en Venezuela con el galón (3,8 litros aproximadamente) a 0,5 U$S, cunado aun pisamos suelo colombiano. Los peajes siguen subiendo de precio, y no encontramos la diminuta pinchadura que nos condena a amanecer amigados con el piso cada día. Aún así, nuestros espíritus se mantienen felices, alertas y rampantes, pues estamos juntos y soñando despiertos.

La atmósfera que abriga este país ha de tener una mezcla de gases particular, pues el pueblo que bajo él se agita, tiene magia particular. No deja de asombrarnos Colombia, cada día que pasa, cada día. Las invitaciones para compartir techo no encuentran excusas. Así nos ofrecen hospedaje los mecánicos, periodistas, transeúntes, artesanos, gentes del metrocable, amigos de amigos de amigos, todo el mundo, al punto de tener que pellizcarnos para corroborar si esta es la realidad. Cosas impensadas nos han sucedido en la tierra del buen café, policías que nos regalan dinero, cafeteros nos convidan café (bueno eso no es taaaaan impensado), nos siguen los conductores para llevarnos a destino (hasta se han bajado del auto en pleno embotellamiento y bajo una lluvia torrencial para que viremos en la esquina adecuada. Ayer ¡y en Bogotá!), nos ofrecen mostrarnos la ciudad, nos invitan a cenar y créannos, ¡no alcanza el tiempo para todos! Si algo nos ha enseñado este viaje, es a creer en la gente, y con buenas bases por cierto.
Un túnel custodiado por plátanos, nos conduce a nuevos países encantados.
El colombiano nos fascina con su soltura y amabilidad. De igual forma, su educación y cultura invitan a la conversa. Pero no todo tiene rítmo de salsa por aquí. En ningún otro país vimos tanta gente pidiendo en la calle. Gente con todas sus partes y gente incompleta. Blancos enteros, negros robustos, jóvenes idos, barbados sin oportunidades, arapientos con clase, insolentes mocosos perfumados, niños parlantes, niños sin parla, ancianas de bastón, amantes del pega, mujeres rendidas, malabaristas improvisados, amaestradores de cuyes y demás artistas mendigos. Todos en la calle. Todos pidiendo. Un taxista nos cuenta que ganan más así. Pero el problema es un poco más complejo. Los contrastes se acentúan en términos de distribución de la riqueza y ciudades con una gran infraestructura como Medellín o Bogotá, poseen enormes barrios de una pobreza que indigna. Ciudades enteras de marginados. La triste historia latino americana se repite, pocos con mucho y muchos con poco. O nada. Colombia por otro lado se diferencia fuertemente de el resto de los países latino americanos por la presidencia de Uribe. Este hombre a empujado a la guerrilla fuera. Lejos. A la selva y zonas marginales del país. Por esto la gran mayoría lo ama, más bien lo venera y hasta los más atrevidos compáranlo con el gran libertador Bolívar. Claro que como en todo cuento, son varias las campanas que suenan. Sus métodos y la pobrísima política social, son condenadas por tantos otros que, tristemente saben que el lugar más seguro es el del silencio.
Y en medio de la tormenta, él, el Pibe, se las arregla para mantenerse vigente aún en éstos tiempos. Los modernos. Bien pibe, bien. Bigote provocador. Mirada profunda e inteligente. Gran pase gol y un criadero de piojos como pocos se han visto. El Pibe Valderrama, ídolo oficial de americaencitro.
Algunas fotillos de amigos que nos quedaron en el tintero caleño...
Jorge, es el Colombo-argentino que conocimos mientras intentábamos conciliar el sueño en el estacionamiento de una prestigiosa cadena de alquiler de videos en Cali. Orgulloso, posa junto a los de Fuego y su cría.
Más de la sección, caleños en el recuerdo. Lewis, Patty e Isabella, nuestra familia sustituta durante año nuevo y días aledaños.
Bien, nuestro camino nos llevó de los calurosos y pujantes océanos de azúcar del Valle del Cauca, al frondoso eje cafetero. Tierra fresca, de lluvias diarias que alivian la sed, verde cloroplástico y trabajo digno. Allí visitamos Armenia, Salento y Pereira.

En el sueño. Suelen hallarse. Sin propósito alguno. Campos de fértiles ideas. El que la acción les de sustancia. Depende del arrojo con que se cuente. Al momento de abrir los ojos.

Wilmer, Wallace, Willy, Worthforth, Weiss, Wagner, Wilco, Wall-e, Winston y Washington platican en un guadual. Mientras Worthforth propone que la ciencia no deja de ser un acto de fe, Wiess cae en la más absoluta depresión descubriéndose insignificante. Winston, que lo había escuchado atentamente, siente un alivio absoluto. Flota. Willy no dice nada, no cree en nada. Wallace no deja masticar su banana. Wilco ora a toda hora. Washington pretende unificar pensamientos. Wagner lo aporrea. Willy prefiere estar ajeno a toda polémica. Wilmer no logra conciliar el sueño, lo atormenta su existencia. Wall-e no vale nada, da igual que esté dormido o despierto. Monos...

Salento, es un pueblito bellísimo, ubicado en pleno eje cafetero colombiano. Apenas lejano a Pereira y Armenia, llegamos a sus empinadas calles con la ilusión de vender algo de nuestros productos, ya que por aquellos días había feria. El lugar estaba atestado de gente y nunca conseguimos el permiso, pero algo insólito sucedió aquella noche. Habíamos intentado hacernos de hospedaje donde los bomberos, cruz roja y defensa civil, todos esto sin éxito. Finalmente, un grupo de voluntarios de defensa civil de Armenia, nos hizo lugarcito en un cuarto que les habían prestado. Inflamos el colchón con dulce dióxido de carbono como cada noche, y conciliamos el más dulce de los sueños. Bien entrada la noche, nos despiertan con la noticia de que los macanudísimos bomberos de Salento se habían quejado de nuestra presencia, y nos mandaron a echar. Si, si, ya sabemos que ellos están para apagar incendios y no para dar hospedaje a los vagabundos, pero que no nos dejen dormir en casa ajena, ya es demasiado. Desinflamos el doite y a pernoctar dentro de la nave. De yapa como el pueblo estaba de fiesta, pasaban los borrachos y nos golpeaban el auto para despertarnos cada media hora. ¡Ojo! Si hemos tenido buenos amigos en el camino, muchos han sido bomberos, a los cuales respetamos profundamente. A los de Salento... Mafangulo!

En Salento, Sigifredo desafía a la moda. ¿O la impone?

De izquierda a derecha. Jorge "estómago pródigo", Faca "hippie roñoso", la nave "corcel endemoniado", Loli "niña catástrofe", Germán "ropavejero de los 50´s", Constanza "reina de Pereira" y Caro "la cazadora de cocodrilos de pileta".

En Pereira, Germán Garcés nos encuentra estacionados a media cuadra de la Catedral. Apenas llevábamos 5 minutos en la ciudad. Se había escapado de la misa, pues el padre de turno tenía poderes somníferos. Cruzamos unas pocas palabras, llamó a Camilo (amigo fanático del 2CV), y salimos juntos de gira por la ciudad. Nos hospedó en su casa donde Constanza y Sofía terminaron de confirmar la hermosa familia que son. Unos días después conocimos a Jorge y a Caro que nos llevaron a que llenemos nuestros estómagos por ahí. Nos metieron empanada, arepa (manjar de los dioses) y Poker (cerveza local de interesante graduación alcohólica) hasta que apenas podíamos respirar, de paso nos consiguieron casita y nos alejaron de nuestra vida rutinaria de vicios glucosados y crímenes innarrables.

Este es uno de los tantos juguetes de la colección de Germán Garcés de Pereira. Lejos de ser tonta, esta fotografía es la introducción a un breve ensayo sobre ovnis.

A nuestro juicio, los ovnis no existen. Llegar a esta conclusión fue sencillo. El hecho de que cuando eramos niños los ovnis de los libros y fotografías estaban dotados de una tecnología hoy obsoleta, es central en nuestra hipótesis. recordamos aquellos "ovnis primitivos", con remaches para no perder las partes en el hiperespacio, y antenas que asemejan a la budinera de la abuela. Esta foto es un claro ejemplo de lo que estamos diciendo. Su burbuja superior indica claramente que la nave es modelo sesenta para abajo. Los ovnis modernos son sofisticados, y sus superficies pulidas no saben de remaches, o planchas de acero. Finalmente, al no concebir que la tecnología alienígena halla podido avanzar tan rápidamente en los últimos 50 años, consideramos al hombre, responsable de tan magníficos cambios. Por eso reiteramos, ¡los ocnis no esisten señora!
Más chucherías pa´ Don Fró. Dese por regalado.

¡Soy hippie, soy hippie!

Desayunando en las afueras de Pereira. Compartimos con el gran Javier Toro "el brichero cusqueño", hijo del gran ajedrecista Don Alberto Toro, tres días de finca y el más exquisito tour gastronómico que Pereira puede ofrecer.

"Felicidad en torno a un yobaca".

Alguna vez alguien dijo vía telefónica. Salúdeme a Loli especialmente, por que acá el valiente no es usted, ni el auto. Es ella. Don Loli capaz de matar un oso con sus propias manos, esconde tras esa apariencia inocente, una fiera que ha sabido mezclar fideos y chocolatada en el desayuno sin que le tiemblen las patas.

Nuevamente la falta de alimento, obliga a Faca a encantar con su música austral a un grupo de tiernos colombianitos. En un sopor de fusas y semicorcheas, los párvulos son conducidos a la olla sin miramiento alguno. Con papas, morrones y una salsita de perro callejero.... delicatessen.

La foto surreal de la fecha.
No llegan a ser treinta. Ni van, ni vienen, ni rotan. Ni tiranía connotan. Los plebeyos al verlos flotan, y de fracciones imperfectas, a sus ecuaciones dotan . Ciertas moléculas carbonadas, en simples átomos constituyentes, se desbaratan. Puentes de hidrógeno se apuran en su constitución, y en el sentido inverso, perecen sin esfuerzo. Guardianes de oscuros senderos. De insondables sustancias mucosas. Vigilantes celosos del remoto intruso verdolaga. Sean, triunfen, alcancen, trasciendan.

Camilo es ilustrador e ilustrado. Prometemos pronta justificación. Ah! la foto es de nuestro puesto de venta en Pereira.

El Bolívar desnudo de Pereira horrorizó a los conservadores de la época. Jamás habíamos visto una escultura que represente con fuerza semejante el ideal libertador. Esta obra de Rodrigo Arenas es hoy un símbolo que llena de orgullo a Pereira y engrosa la lista de las bellísimas esculturas que pueden encontrarse a lo largo y ancho de Colombia.

Su tijera tenía el filo empobrecido. Sus dados el seis apenas insinuado. Pésimo en su profesión y apenas mediocre en el arte del amor, fué victima de todo. Del olvido. Pretendió engrosar listas de gentes influyentes, y dejó enseceguerse por promesas mudas, y sordas, y tontamente locas. La ilusión óptica se lo trago. Andante ma non troppo, no logró escapar nunca de si mismo, y allí se quedó. Siendo él. Arturo Puig.

Llegar tarde no es más una opción. No en Colombia.

No siendo amantes de las grandes ciudades, Medellín supo cautivarnos. La ciudad es moderna, de una arquitectura impecable y un espíritu inquieto. Plazas, museos y parques gratuitos dan una idea del curso que toman sus intenciones. Sus habitantes, "los paisas" los más regionalistas del país, se ponen de pie antes de anunciar su noble origen. Siete días en otra gran ciudad, que esta vez, disfrutamos a morir.

Viajando a los barrios pobres. El moderno metrocable medallo, lleva a diario miles de ilusionistas, ilusionados e ilusorios de casa a lugares lejanos, y de estos nuevamente a casa, sin mayor indagación.

Estremécense sus cuerpos desnudos, en el patio de la Universidad de Antioquia en Medellín.

Haciéndole gafas nuevas a la coloretti. La niña catástrofe es capaz en un solo día de perder, romper, pisar soretes, tropezar con fierros, caer de las escaleras, manchar y hasta lesionar sin intención. Aún así es adorable.

En la plaza de Botero, nadie se siente gordo. A lo sumo raquítico o normalín.

Otro de los famosos gorditos.

Los de Fuego y Jairo en el Metrocable. Conocimos a Jairo en nuestro puesto de ventas en Pereira, nos llevó a su casa donde pasamos tres días y con esta van.... cuatro casas distintas en Pereira. Se subió a la nave y viajamos juntos a Medellín donde hizo de guía espiritual y callejero.

Burocracia se asolea en el jardín botánico de medellín.

En medellín Alejo fué nuestro amigo, benefactor, papá, hermano y capitán. Tan loco como un psicólogo puede estar, fóbico a cualquier líquido cuya temperatura supere los 10ºC y revolucionario guevarista empedernido, nos abrió las puertas de su casa y su cabeza sin dudar un segundo. La capacidad de estar solos a la que nos habían acostumbrado los inmensos parajes Argentinos, el imponente sur chileno, la sangrante Bolivia, el mítico Perú y la helada sierra ecuatoriana, se volvió polvo en Colombia. No pasamos un segundo sin un nuevo amigo, estrechando la mano. Muchas veces nos preguntan por el dinero, ¿de donde lo sacan? ¿Ahorros? ¿Depósitos mensuales de papá? ¿Robo a ancianos? No. La ciudad chupa, chupa juerte, suele vaciar y no dejar lugar a la imaginación. Soltar los pies, parir una idea y creer es todo lo que se necesita. La ayuda de la gente, lo hace todo. Su magnitud podría expresarse sólo con una palabra que supere a -abrumadora- algunos millones de veces. Todo lo que no llegamos a contar en este blog, cada detalle, desde los chicos que aportan con unas gelatinas de pata de res intimidantes, pasando por mil cenas a cuenta de extraños encantadores, el lugar cedido para vender nuestras chucherías, el tanque de gasolina llenado por Batido en Cuenca antes de partir, todo suma. Los bocinazos en la ruta, las palmadas en la espalda, los gestos de cariño, el apoyo incondicional de amigos y ilustres desconocidos a través del blog. ¿Como vamos a parar? Esta bola se autopropulsa y ya no solo por nuestra energía, sino por la de miles. No sabemos que va a ser de nosotros a la hora de regresar. Para eso falta, pero déjenos decirles con absoluta sinceridad, que el haber vivido lo que nos tocó vivir en estos cuatrocientos días de viaje es un privilegio y la huella que América está dejando en nuestra alma es endeleble. Como esas manchas que jamás se quitan. "Mancha imposible de quitar" sentenciaba Pachi, y chantaba la etiqueta letal. Somos gente afortunada y eternamente agradecida. ¿Plata? creannos está sobreestimada y nosotros subestimados. No vemos casualidad en todo esto. Todos tenemos un espíritu listo para dar un salto mortal, en cuanto éste le sea requierido. Ese es el motor de americaencitro, y el motor del hombre.

Que más podemos decir que gracias y que los extrañamos conejos.

Alejo prueba suerte en el Peñol con su señuelo. Pero claro, la suerte es para los principiantes. ¡Hasta la victoria siempre!

El que sabe, sabe.

Fully Faca.

El embalse del Peñol, visto desde la cima del Peñol.

Casi ciegos, primitivos, eléctricos y extrañamente propulsados por una única aleta ventral, estos simpáticos ¿peces? son exhibidos en una de las peceras del acuario de Medellín.

Los muchachos peronistas, todos unidos triunfaremoooos.....

La película de jabón es tan frágil como la verdad. Pueden penetrarse sin embargo, ambas. La de jabón, empapando la mano en jabón. La verdad, ni idea che. ¿Empapándose de verdad tal vez?

Pa´ que no se olviden de quien es el que manda acá. Sin él no somos nada. Nada.

Si de algo pueden estar seguros, es de que las rutas colombianas son seguras. Todo lo que se escucha afuera acerca de la guerrilla en el camino, pura basura. La gente nos cuenta que hace diez años hubiera sido mucho más peligroso hacer nuestro viaje por aquí. Este logro es pura y exlusiva responsabilidad de (como le llaman por acá) Papá Uribe.

Ya en Bogotá, nuestro registro fotográfico merma. Habrá que esperar a la próxima. Igual algo hay.

Javi, Liz, Alex, Loli y Faca frente a una mano de Botero. Recurrente el pibe. Después de pasar una hora en su museo, salís medio abombado. Con la imaginación muerta e hinchada. Igual chévere.

La Peque junto a la Mona Lisa de Botero. Simpática la gorda, pero nos quedamos con la de Leonardo.

Ufffffff..... larga la bocha, vamos a tener que escribir más asiduamente para conservar su integridad mental y la nuestra. En fin conejos, estamos sanos, salvos, en una Bogotá que no nos mató de primeras, pero a la que le vamos tomando el gustito con los días. Entre amigos, en la Citroen de acá, con notas para un par de diarios, viendo si Sony nos tira una laptop pa´ facilitar la comunicacaon y disfrutando de los museos ¡Gratuitos! de la capi. Si todo sale bien, el domingo estaremos en un pueblito colonial llamado Villa de Leyva para un encuentro astronómico...

Ustedes se nos cuidan, se los extraña mucho, de veras extrañamos nuestra hermosa patria Argentina, a la flía y los amicis de allá y del camino. Gajes del oficio. Como escuchamos decir a alguien por acá; ojalá tengan una buena noche, y si no, que duerman. Abrazos, besos, patadas ninjas, tirones de orejas, paralíticas, plachas a la cabeza y quemadas con pucho (cigarrillo para los no argentinos. Viste Patty, algo es algo) en los ojos. Saludos especiales a nuestros amigos del campo Argentino en Mechongué, al Choli, Isabel y familia. A veces toca seca, pero como siempre dije, si nosotros pudieramos manejar el tiempo, lo mal que lo haríamos. Oso y compañía, we love you. Nikolaídis, Nico Chara y demás criaturas cefalópodas, respect. Margot, siempre grande. La última, Colo te pasaste con tu mail. Macho.

Ah! para aquellos que aún no saturaron su capacidad americaencitronil, ya salió la MDQmag, con nota de nuestro paso por Bolivia.

¡Yuk Punchagamma!

Arepa: Es una especie de torta pequeña preparada de harina de Maíz, de forma circular aplanada, de unos diez a veinte centímetros de diámetro. Es uno de los platos tradicionales de las gastronomía colombiana. Además de sola, la arepa se acostumbra a comer rellena, comúnmente como parte del desayuno o la cena.

Brichero: Dícese del latino que haciendo uso de sus capacidades de conquista, atrae hacia sus redes a féminas primermundistas, viviendo de sus recursos a la vez que retribuye sus favores, con fogosidad e imaginación ilimitadas.

domingo, 4 de enero de 2009

Capitulo 43. El adiós a la cintura cósmica del sur

Lauch, this is for you in your 26th birthday...
Extracto del diario de viaje de Faca. Fecha 23-12-08. Párrafo sexto, reglones del 11 al 19.

"La energía era tal, que debimos echarnos al suelo. Se nos salía la magia por los dedos y la boca. Un fuego de luz resplandecía en los ojos desorbitados de Dolores. Cuando se me desprendió un botón del lonpa, me asusté como el diablo. Intentamos correr y una voz nos detuvo. Era Arturo Puig. Nos devolvimos aterrados, la magia era insostenible, fosforescentes se habían vuelto nuestros dientes. Arturo no se iba, y el invierno era verano. No sé si giró el sol, y sentía medio raros los codos. Tampoco recuerdo haber tenido apetito, aunque de haber contado entonces con un Toblerone, me lo clavaba. Extraña es la linea ecuatorial, y lo que en ella sucede".


Nuestros pies inmóviles en al mitad del mundo.

Hace un año y tres días, llenábamos la nave de bártulos y dejábamos lo firme, lo conocido y lo querido con la ilusión de llegar a Alaska, vaya uno a saber cuando o como. Nosotros apenas si lográbamos imaginarnos surcando la provincia de Buenos Aires. ¿Que habrá más allá de Carmen de Patagones? No sabíamos de milodones, islas chilenas repletas de mitos, momias bolivianas, desiertos peruanos, hormigas con sabor a panceta, o trenes suicidas ecuatorianos. ¿Ushuaia?, ¿Chascomús? ¿Alaska? Todo es lejano e insospechado, hasta que deja de serlo.

No sabíamos donde pasaríamos aquella noche veraniega, tampoco imaginábamos que la ruta nos recibiría con 35 grados de calor, y perderíamos nuestras bolsas de dormir en el primer día de viaje. Tan achuchados andábamos, que apenas si nos animamos a abrir un paquete de galletitas y una lata de paté para aquella cena en Monte Hermoso. Comimos mucho paté por aquellos días. Si algún atrevido nos preguntara ¿Que cambió a lo largo del 2008 para ustedes? diríamos. Ya no somos más Loli y Facu a secas. Hora somos los Doctores de Fuego.



Si logramos atravezar la linea imaginaria de latitud 0° 0´ 00´´, que divide este loco e incierto mundo en dos, es por sobre todas las cosas, gracias a quienes nos han ayudado desde el camino y sus adyacencias. Un año, seis días, cientos de amigos, miles de empujones, millones de patadas ninjas, y seis países conquistados. Lo único justo que podemos decir, es gracias. Ochocientas veinticuatro veces gracias. Pero antes de seguir adelante a través del hemisferio norte, quedan algunas cosillas en el tintero del sur.


Nuestra estancia en Quito duró un mes y medio. 45 días de una ciudad capital, son muchísimos. Con la nave en el taller, todo fué complicado. Como muy bien nos dijo alguna vez Lorena, en el Parque Nacional Monte León, en la Patagonia Argentina: sin el auto no son nada. Crudo pero real, increíble pero rial. Igualmente sobrevivimos viajando en trole, asaltando ancianos, y comiendo los restos que nos daban, en la puerta trasera de los restaurantes del barrio chino. Hablando francamente.



Belén y Oswaldo no se adaptan al frío. Los "Omi" como los hemos apodado, fueron en una Quito que no nos dió tregua, amigos de los buenos. Desayunos, paraguas, cine, pizza, capucchinos, omis, la cama más cómoda del mundo, y demás delicias de la modernidad moderna. Todo salió de su mano generosa y cafetera. La Peque sonríe pero sin soltar el Milo. Amigos Quiteños, machachicheños o como quieran llamarse, mil veces gracias. Recuerden que tienen colchón en Mar del Plata, cuando gusten. Nota: Recordar que no llegamos por allá hasta dentro de un par de años.





Maeeeeeeeeeestros! Tras un mes en el taller, vuelve a rodar, briosa la nave. Fernando (izq), ya sin máscara reclama las mieles de la fama que americaencitro le prometió. No solo es un excelente chapista, canta cachuyapis como los dioses, y también es bueno pa´l agua de revolver. Contrataciones al 099346578. El maestro Julio, en cambio, mantiene un perfil más bajo (aunque también le da al cachuyapi y al aguita). En su caso Chuck Norris ha sido una fuerte influencia, y prefiere solucionar los problemas con patadas ninjas apenas violentas. Si le pega un tiro a alguien, no sale sangre. La invasión del taller duró un mes. A lo largo de aquellos días, nos alimentaron, nos vistieron y nos hicieron lijar como unos condenados. Además de un citro flamante, nos llevamos de allí, el recuerdo de dos excelentes amigos que nos dieron una mano enorme.



Y finalmente, el autor intelectual de toda la movida. Javier Otero. EL gerente de Citroen en Quito creyó en nuestro proyecto, nos restauró la nave, y hasta nos llevó a comer ceviche. Tante grazie Javier, lo mínimo que podemos hacer al regreso, es poner un busto tuyo sobre la chimenea, y una estatua con tu imagen en el jardín, justo al lado de la de Yuri Simick.


Adiós a la cintura cósmica del sur. Tiempo de surrealidad.


Hoy en la foto surreal: Haces de luz golosos, revolotean perturbando lo estanco. Degluten la oscuridad. Se agitan los exitádos átomos. Despliegan un rayo de cierto color. En longitud de onda cualquiera, desean volar. Latir. Irse lejos. Tal vez volver. Desean girar en el caos, en la entropía. Tal vez no. En el único sitio existente. Aquí. Ahora. Allí, ayer. Allí mañana. Un poco más allá después, o antes del después. O tal vez Hoy. Rozan las cabezas ralas. También las romas y pobladas. Son redundantes y no pretenden nada. ustEd. yO. Todo, todos. Dios. Y se cobra el papel celofán, pues que más se va a cobrar, sino lo ilusorio, colorido y carbonado.

Las siestas en la mitad del mundo son cosa seria. Las tomaban otrora, tigres y mendigos, todos juntos en jaulas custodiadas por siete jibias aladas. Las tomaban de a caballos que nunca abandonaban su curso ecuatorial, seres humanos inclasificados. Las tomaban los frailes y también sus monaguillos, de dos a tres y cuarto, sin comentar lo soñado. En tiempos de Antonieta, las tomaban los sirvientes negros, cucharas standard en mano. Se tomaban diez mil años antes de la invención del dado. Las tomaba Charles Darwin y su bolígrafo dorado. Eso perturbaba a Ftiz Roy, más tenía al resto sin cuidado. Las siguen tomando hoy seres grotescos, como Arturo Puig, Faca, y un puñado de abogados.

Nuestra última parada en Ecuador fue Otavalo. Nos hospedamos en el cuartel de bomberos. Vimos desde la calle (pegados a la vidriera como niños huérfanos), en los televisores de un negocio de electrodomésticos, como Boca salía campeón perdiendo contra Tigre. Y así, nos despedimos de un país que imaginabamos completamente distinto y nos sorprendió gratamente. ¿En qué? Menos bananas y más nieve de la esperada.

La Plaza de ponchos de Otavalo posee un gran colorido, pero esconde un oscuro secreto.

Baldomero se pasea por el mercado con una enorme carga sobre su espalda. Dicen los rumores, que los trapos que transporta envuelven los cuerpos de sus familiares muertos. Su madre pesaba 132 kg, el resto aparentemente son mascotas. En este momento discutimos con Dolores, que no quiere que mencione los rumores sobre Baldomero. "La gente quiere drama -dice Faca- Sino, no existiría crónica".

El 24 por la mañana amanecimos en el cuartel de bomberos de Otavalo. Tras un mes y medio de inmovilidad, nuestros pies se sentían inquietos. ¿Navidad en Colombia o en Ecuador? mmmmm....... ¡COLOMBIA! Mala decisión. Llegamos a la frontera a eso de la una, con la idea de arrivar pronto a Pasto. En migraciones de Ecuador, nos pasamos seis horas bajo un sol inclemente, esperando para que nos pongan un sello borroso (en realidad es una impresora que maraca el pasaporte, pero la idea del sello borroso es más trágica). Se respiraba insurrección en el aire. Los corruptos e hijos de una gran maula (¡pero gran maula!) policías ecuatorianos cobraban U$S 20, y hacían pasar a los "tipos bien", por una puertita trasera. La fila nunca avanzaba y se puso heavy la cosa. Intentamos un motín que fue hábilmente aplacado con helados patalín. Finalmente, y en la oscuridad de la noche, entre vampiros y vampiros guerrilleros...

Llegamos a Colombia, como a las 7. El trámite de la aduana se demoró otra hora más, y nos encontramos dando vueltas por Ipiales (típico pueblo horrendo de frontera). Merry Chrismas. Emulando a José y María, aunque sin Niño, andábamos como bola sin manija buscando un alma güena pa´compartir la navidad. Los bomberos, cortésmente nos cerraron las puertas del destacamento y tuvimos que recurrir a un modesto hotelito, para evitar la nochebuena en la calle. Apenas con tres dólares en el bolsillo, comimos un pollo con papas y degustamos una gaseosa de marca (que venía incluída en el combo chirsmas). La gente lejos de prepararse para la ocasión, compraba corpiños en la calle y se paseaba sin rumbo alguno. No hubo festejo en Ipiales, no lo hubo para los de fuego esta navidad. Lo cierto, extrañamos mucho aquella noche. Lo bueno, ya se nos pasó. A todos los que nos escribieron, un mil gracias. Y que les vuelva todo lo que nos dan. ¡Que les vuelva un millón de veces! Que Maradona les golpee la puerta y les regale un pan dulce Teruel, Te Llevo, o Don Lino (previamente tendría que hacer jueguitos con él obviamente), se lo merecen conejos.

La campiña del sur colombiano. Duelen los ojos de tanta hermosura.

La inconmensurablemente bella, incomprendida, cálida y verde Colombia, es justamente un país de esos que hay que visitar para descubrir por uno mismo. Se puede hablar de ella claro, pero nunca se llegará a entender así, lo que esta tierra susurra al oído. Bueno, como todo ¿no? Nada se aprende hasta que se vive en carne propia. Colombia es tan maravillosa, que no sabemos por donde arrancar a contarles. Las rutas del sur, describen curvas que suben y bajan entre montañas, que a diferencia de todas las que hemos recorrido anteriormente, se encuentran tapizadas por un verde más verde e intenso. Al ser bajos, estos cerros son cálidos y dan a la gente que vive en ellos, su mismo carácter. El colombiano es educado, amable y hospitalario. Supongamos que uno pide una dirección a un taxista, amablemente se recibe la indicación, y se sale andando. Al rato en una intersección, aparece el hombre de la nada (nos estuvo siguiendo sin ser visto) haciendo gestos enloquecido, para que tomemos una curva y nos mantengamos en la buena senda. Así es todo el tiempo, no es extraño que la gente se desvíe de su camino para llevarlo a uno a destino. Es indignante que se hable de este país como se habla, cuan lejana es Colombia de lo que se quiere hacer pensar de ella. De no ser por los miles de carísimos peajes y el precio prohibitivo de la gasolina, esto sería el paraíso.

El 25, partimos rumbo al norte y como Pasto llegó demasiado pronto, seguimos rodando hasta que la tarde empezó a caer. Buscamos una hacienda donde pasar la noche y al segundo intento. ¡BINGO!

La estancia ganadera Yerba Buena, se encuantra entre Pasto y Popayán. Allí William, Luna y Nelson, nos prestaron un pedacito de pasto bajo un árbol donde armamos la carpa. Al día siguiente, arriba a las cinco de la matina para el ordeñe de las vacas (si, persona que niega padrinazgos, aún con tres horas de retraso nos levantamos antes que usted). El mejor nesquilín de nuestras vidas, con leche tibiecita recién extraída a los rumiantes cebuinos, y a compartir un día a lo Clint Eastwood.
No, esta imagen no fue extraída de "Pasión de Gavilanes". En serio.


Al tirarle de la cola a Aurora "la vaca cultural" se pueden oir aleatoriamente. El Mio Cid, Don Quijote de la Mancha, El Martín Fierro, El Lazarillo de Tormes, y todos los cuentos de Laiceca (ese viejo que tenía el bigotón amarillo de tanto fumar puchos, y contaba historias de terror a la noche en TNT). Cinco idiomas a elección, incluyendo el mandarín y la extinta lengua de los atlantes. Funciona con pilas AAA, o a fricción.


Nunca en nuestras vidas vimos un animal más maligno y porfiado que esta vaca, hija de satanás. Tras una corrida a todo vapor, montaña abajo, abriéndose paso entre arbustos y monte, Faca tuvo que lanzarse literalmente al suelo, para no ser embestido por la bestia cuadrúpeda. La lucha duró horas y terminó con el animal semiahogado a orillas del río. Si Rocky hubiera tenido su tesudéz, bajaba a Drago de dos piñas y se ahorraba la muerte de Apolo.


Los de Fuego, "El Patrón" William, Nelson y Luna. Amigazos del camino.

El 27 de diciembre se cumplía un año de viaje. Ese día dejamos Yerba Buena, y trás un breve paso por Popayán, llegamos a Cali. La ciudad es muy grande, y como toda ciudad grande, una complicación pa´ Los de Fuego. Fuimos a dos estaciones de bomberos, y en ambas tuvieron el tupé de rechazar nuestra humilde petición de cama, comida, masajes en los pies, y donación de matafuegos. Yiramos por las calles caleñas como almas en pena, hasta dar con el estacionamiento de un Blockbuster. Allí nos instalamos, abrimos una lata de sardinas con salsa de tomate donada días atrás por "Los Omi", y nos contorsionamos para dormir por cuarta vez en el año, dentro de la nave. Parece que las fechas importantes no son nuestro fuerte. Afortunadamente, todo cambió en aquel mismo momento.


Primero conocimos a Jorge, un Argentino-Colombiano que nos llevó a cenar al día siguiente y aportó a la causa. Luego, mientras nos desperezabamos a la mañana siguiente, apareció un loco en una Harley Davison, charlamos y al ver nuestra penosa condición, nos llevó al hostal donde paraba y nos pagó una noche. Nunca más volvimos a verlo, o saber de él. Su nombre William, su apellido ¿Wallace?

Al llegar a Cali, todo el mundo nos preguntaba ¿vienen para el desfile de autos clásicos? De ahí dedujimos que había un desfile de autos clásicos (astutos como el diablo), y comenzamos a buscar la manera de inscribirnos. Tras un día de apasionantes aventuras, que incluyeron la doma de una ballena franca en la bañera de un manicomio submarino, llegamos a dos horas del inicio de la gala, al sitio de partida. Allí nos desayunamos de que la inscripción costaba $ 70.000 (unos U$S 35), que hubieramos pagado gustosos, pero, no teníamos. Más aventuras loquísimas que incluyeron la suelta de veinticinco millones de palomas, dentro de una fábrica de caretas de Nelson Mandela, siguieron a continuación, para que Julián finalmente, nos invite cordialmente a participar del desfile.

Los colosos persiguen a la nave. El desfile se abrió paso a lo largo de 7,5 kilómetros. La gente gritaba ¡Maradona! y ¡Che, boludo! mientras nos veía pasar. Fue una verdadera gala de lujo automovilístico. A la llegada hicimos unos cuantos amigos. Gerardo y Ana nos invitaron a cenar, Alfonso nos compró un chip para el celu, y conocimos a nuestros queridos Lewis y Patty con quienes compartimos los siguientes cinco días (new year´s night included).



Los Seager nos hospedaron en su casa durante 4 noches y cinco días. Si quedaba alguna duda de la hospitalidad colombiana, aquí muere. A veces, ya no sabemos como actuar ante tanta amabilidad. Tendríamos que pasar el día entero diciendo gracias. Nos brindaron todo con tanta naturalidad y desinterés, que no sabíamos como retribuirles. ¿Con que se paga la confianza? ¿y la amistad?, pues además de eso nos dieron un techo, morfi, y una noche de año nuevo en familia que quedrá por siempre en nuestro cuore. Patty, Lewis, Isa, Connie, Juan Carlos y Juanda, enternamente agradecidos.


Nuestros padres adoptivos caleños.

Ahora seguimos con dirección al norte. Dentro del eje cafetero, ya cruzamos Armenia, Salento y nos encontramos hoy en Pereira. Pero claro, esto quedará para la próxima entrada.
Conejillos, viajamos con ustedes. En estos últimos días los sentimos más arriba del citro que nunca. Sabemos que este viaje que hemos emprendido, no solo nos involucra a nosotros. Muchos viajamos a bordo del viejo 3CV. Eso nos da fuerza, ayuda a la hora de empujar, y esperamos que muchos más sigan subiendo hasta que colapsen las varillas de suspensión. Mientras estemos lejos, vivan con los ojos bien abiertos. Dejen que sus corazones decidan, pues la cabeza es permeable a ciertas ideas horrendas, carbonadas y polímeras. ¡Felíz 2009 conejos! ¡Gracias por acompañarnos en cada kilómetro de nuestro camino! ¡Abarzos, besos y cachetadas ninjas en la lengua para todos!

¡Yuk Punchagamma!

Hoy también en americaencitro....
La sección Gentes con media vuelta de rosca más.
presentando a Luis Najera.

Luis Najera no hace nada casualmente. No por casualidad está parado en ese preciso lugar. Allí la peluca de Einstein es su peluca (y le queda). Si bien no descubrió la ley de la relatividad, la consistencia gomosa del tiempo, ni la receta de los osistos yummy, es un tipo con una vuelta más de rosca. Un genio. El BMW a nuestras espaldas solo uno de los muchos autos que elabora artesanal y artísticamente ¡a MANO! Más manos amigas en nuestro andar desprevenido por la vita.
¡Ah! por cierto, lanzamos la campaña en búsqueda de un nombre para el Citro. Ya no podemos sostener esta situación, más allá de la General Paz y sin identidad. No va más. Aceptamos sugerencias y si alguna suena potable, pues hará historia. Adeu.