domingo, 8 de noviembre de 2009

#6; Guatemala (no fue el boxbol, fueron las titas).

La falta de atracción gravitatoria de Panajachel, nos catapultó a la ruta antes de lo pensado. Tras aquella noche en la estación de servicio en la ruta, seguimos viaje a través de las interminables montañas de Guatemala, internándonos poco a poco en el Triángulo Ixil. Esta zona está definitivamente fuera del circuito turístico, aquí nos encontramos con sangre aborigen, otro idioma y costumbres que datan de hace mucho años atrás. La nave se esfuerza en las pendientes que nunca se terminan y tras dos días de viaje, llegamos a nuestro destino (no sin sufrir por nuestro pequeño motor de dos cilindros). Así llegamos a Chajul, un pequeño pueblo de montaña, entramos eligiendo las calles con pendientes menos empinadas para alcanzar la plaza principal. Como siempre, lo primero que hicimos fue acudir al cuartel de bomberos, sin suerte esta vez. De allí a la policía, el convento y la asociación chajulense, nos paseamos por todo el pueblo y nada. Si hay algo que no puede negarse es que los pueblos aborígenes no tienen la hospitalidad a la que estamos acostumbrados, casi siempre es igual. Simplemente no son así y tampoco generamos mayor simpatía al abrirnos paso por las calles colmadas de gente. Si generamos curiosidad y no hay una persona que no se de vuelta al vernos andar. Las calles están sucias, los plásticos y residuos de la modernidad, vuelven a resultar no compatibles con estas culturas (bueno, en realidad nosotros tampoco somos eruditos en el manejo de sofisticada basura que generamos). El cielo gris, cada tanto descarga una tímida llovizna y nos sentimos un poco fuera de lugar, recién entrando en calor. Según habíamos oído, esta fue una zona caliente en épocas de guerra civil guatemalteca. Los campesinos, cansados de la injusticia, el trabajo esclavo y la falta de representatividad, se alzaron contra los terratenientes y por ende contra el poder. Rápidamente se los rotuló: Guerrilleros. Así de fácil se los puso del lado de los salvajes, los ingobernables, intratables, insurrectos, violentos, asesinos, etc, etc... Así de fácil también el mundo los tildó de malos, cuando en realidad solo es gente que quiere vivir tranquila, cultivando su tierra y respetando sus costumbres.
Es interesante encontrarse en estos países con sitios a donde la ley globalizadora, no ha podido doblegar a las culturas y a las gentes del lugar. Un poco se explicará por lo inaccesible del sitio, otro tanto por el carácter de esta gente (influenciado también por esa misma inaccesibilidad). Los descendientes de las culturas mayas no se dejan gobernar, en sus pueblos los que gobiernan son ellos, y según sus propias leyes. Al ladrón, asesino o violador, lo linchan en donde lo agarren, lo atan y lo prenden fuego. Así de sencillo. Ya se, no digan nada, muchos los señalarán como salvajes, como animales desalmados, pero si vemos un poquito más detenidamente el asunto, todos hacemos lo mismo, solo que para ellos la justicia es equitativa y paga el que merece pagar (es un acto espontáneo del pueblo). Nuestros políticos dejan que la gente se muera de hambre, o sin atención sanitaria y los aplaudimos mientras nos mienten descaradamente con los bolsillos llenos. Dejan que nos matemos entre todos, que la delincuencia siga aumentando, que las mentes se vuelvan yermas y nos devoremos anárquicamente. Todo desde el atrio, todo sin mancharse las manos con esa sangre que tanto nos repugna ver. Y nosotros, lo aceptamos mientras no nos toque de cerca, mientras se mantenga prudentemente lejos, unos cuantos metros son suficientes. Pura hipocresía. No defiendo a quienes quitan la vida ajena, a ninguno de ellos, que no se malentienda lo que pretendo expresar. Lo que si quiero decir, es que antes de levantar juicio, señores, miremos un poco para adentro. ¿Animales? ¿Bárbaros? Nada de eso, al menos no más que ninguno de los que aceptamos vivir como lo venimos haciendo, hablando mierda y generando tan poco para mejorar la cosa.
Nosotros llegábamos a ver, a tener una pequeña visión de un mundo tan ajeno al nuestro, y a la vez tan humano.

La tarde entera se nos fue buscando donde parar, y finalmente tuvimos que hospedarnos en un hotel familiar. Un humilde cuarto, con camas de elásticos vencidos y sábanas gobernadas por las pulgas, una ducha fría y un patio donde guardar la nave. Justo lo que veníamos a buscar. Las calles empinadísimas y estrechísimas nos obligaron a hacer mil maniobras para guardar al Citro en su lugar. Lo bueno, poquito a poco, nos fuimos acercando a la familia dueña del hotel, que nos permitió ingresar a su cocina para preparar nuestra comida.
Aquí no hay dudas, las que mandan son las mujeres, que además se llevan la parte más dura del trabajo. El fuego no se apaga en todo el día, la olla con el maíz hierve eternamente sobre las llamas que dibujan volutas caprichosas en el aire. La conversación en Ixil es tan inalcanzable para nosotros, como los secretos que nos están prohibidos por el hecho de venir de afuera. Alguien nos dice que las tres piedras que sostienen la olla, son mucho más que eso, hablan de una cosmovisión, hablan de espiritualidad y de un pasado rico en historias y costumbres, pero aún preguntando, aquí nadie dice nada. El ambiente es oscuro y el humo ha teñido las paredes, nos convidan tortillas recién salidas del fuego, matamos el hambre y extenuados nos vamos a dormir.

Los pollos deambulan por las calles, comiendo lo que encuentran. Para identificarlos, sus dueños los tiñen de colores. El pollito punk fosforescente no es un pollito rebelde que busca llamar la atención, todo lo contrario, es un pollo doméstico común de firmes bases familiares y un fuerte sentido de la estética aviar.

A la mañana siguiente, salimos a las calles. Las mujeres van de aquí para allá con un pote de maíz hervido sobre la cabeza y muchas veces también una guaguita (bebé) colgando de la espalda. En el molino cambian el grano por masa y vuelven a las casas listas para tortear. El maíz o elote, es la base alimentaria de estas comunidades, no existe comida que no se acompañe con tortillas. Es llamativo también lo colorido de sus prendas, sobre todo porque no se relaciona muy bien con el carácter de la gente. Más allá de todo juicio, es hermosísimo ver los diseños y el trabajo de las mujeres, hecho con telar de cintura bajo los aleros de las casas castigadas por el inexorable paso del tiempo. Los chicos nos gritan algo al pasar, se burlan de nosotros y nos persiguen. El pueblo no descansa, desde temprano el mercado es uno de los puntos de encuentro y la actividad en las calles no cesa ni aún a la hora de la siesta, que no parece ser una costumbre por estas tierras de altas montañas.

Ya en la plaza, los chicos comienzan a ganar confianza y juegan a nuestro alrededor. No podemos dejar pasar la oportunidad para divertirnos un poco nosotros también.

Faca repite los únicos cuatro trucos de magia que conoce una y otra vez, durante media hora ante una multitud de niños que miran sin comprender de donde salió este extraño tipo. Como siempre la cosa terminó descontrolada, con los chicos encima del mago que con un par de gritos serenó los ánimos, para así evitar conflictos. Los padres son muy celosos de sus hijos en estos pueblos, y un manotazo mal dado o un chico llorando pueden ser un problema serio siendo nosotros "gringuillos".


Los días pasan y nos sentimos cada vez más habituados al lugar, y a la gente. Nuestra familia (increíblemente no nos dimos cuenta de tomarnos una foto juntos), nos ha abierto las puertas de su casa y compartimos las comidas. Loli intenta tortear y las mujeres se matan de risa viendo como las tortillas se le desarman en las manos. Parece que es imposible para nosotros gastar en hospedaje, ahora que pagábamos la habitación, las mujeres nos compraron bijoux y terminamos ganando plata durante nuestros cuatro o cinco días de estancia en Chajul.

Decidimos internarnos más aún en la montaña y visitar un pueblo más pequeño, Santa Avelina. Allí a través de la asociación chajulense nos pusimos en conacto con Antonio, un productor de café que nos esperó en la plaza principal y nos llevó a visitar su finca y la finca de un amigo. El clima es ideal para la producción, fresco y húmedo, caminamos por las callecitas embarradas mientras cargamos nuestras pesadas mochilas. Las piernas no responden y empiezo a sentirme mal, apenas puedo mantener la atención en los comentarios que Antonio hace. Aún así puedo darme cuenta de que está convencido que somos inspectores o algo semejante. El hecho de que yo sea ingeniero agrónomo lo confunde aún más y se esfuerza por demostrarnos lo bien que trabaja su finca. Todo orgánico, todo en ley.


La esposa de Antonio, usa su mortero de piedra para preparar el ají, tal como se acostumbra allí desde hace cientos de años.

Al bajar a su casa, su esposa nos espera con boxbol; una típica comida de hojas de zapallo hervidas, envolviendo una masa blanda de maíz, con las pencas del zapallo y ají picante. Comemos y comemos toneladas de boxbol, cada vez me siento peor, pero no quiero ser descortés rechazando el alimento que nos han preparado. Café de la casa y a caminar nuevamente. Nosotros pensábamos quedarnos uno o dos días en el pueblo, por eso viajamos con carpa, bolsas de dormir y otro tanto de cosas que ahora debemos cargar por la montaña para llegar a los cafetales. Cada vez me siento peor y cuando termina la visita y paramos una camioneta en el camino, me siento aliviado. Esta vez si recibimos la hospitalidad, compartimos un poco de todo esto que no deja de tener un sabor tan distinto, un sabor de autenticidad, de simpleza y humildad como aquel que nos dejó la selva de Ecuador y la hermosa gente de Río Blanco, un tiempo atrás.

Antonio posa en sus cafetales, nunca entendió porque estábamos ahí, quienes éramos y que buscábamos. Nosotros nos cansamos de decirle que solo teníamos la curiosidad de conocer, pero al venir recomendados por la asociación chajulense (que nuclea y recibe el café de todos estos productores) él se sentía obligado a demostrar que sus trabajos estaban en regla.


Volviendo a Chajul, nos levantó en un cruce, un médico local que había estudiado en Cuba. Le contamos lo mal que me sentía y nos dijo que pasemos a verlo por la salita. Así lo hicimos pero el no estaba. Otro doctor me revisó y me dijo que la descompostura se me iba a pasar solita, solo me dio sales rehidratantes que de poco sirvieron. Esa noche fue un desastre. Casi no dormí y me la pasé en el baño. Sin fuerza alguna, a la mañana siguiente volvimos a la salita, y esta vez si, vieron que la cosa era seria. Estaba tan deshidratado que no me encontraban las venas para meterme suero, seis pinchazos hicieron falta, ya para el último habíamos acordado con el doctor que si no lo lograba, me dejara así. Finalmente pudo enchufarme la aguja en una vena y me metieron un litro y medio de suero. El resto del día, la Peque me cuidó y me la pasé en la cama. A veces pasa esto en los pueblos aborígenes, ya que no estamos acostumbrados y no tenemos las defensas que ellos tienen, contra los bicharracos que por allí pululan.

Al día siguiente antes de partir, le regalamos a la familia nuestra vieja carpa, ya que en Ciudad de Guatemala, Jóse nos hizo un súper regalazo y nos donó una nueva de lujo. Armamos la vieja carpa para enseñarle a la familia todo el procedimiento y quedaron encantados. Nos terminaron regalando las últimas dos noches y nos despedimos con invitaciones para volver cuando queramos. Se repite la historia, lo que al principio parece imposible, con el tiempo, respeto y buenas intenciones, se logra, y el premio es el más hermoso.

Con las fuerzas repuestas, volvemos a las carreteras. Ahora nos dirigimos a Cobán. La puerta de las Verapaces. De allí nos movilizaremos a varios sitios que nos interesa conocer. El camino sigue poniendo a prueba a nuestra nave y a nuestras vejigas, por eso toca parar cada tanto para estirar las patas y reponer ánimos.

En una zona derrumbada del camino, nos toca tomar un desvío improvisado. No se ven en la foto, pero las pendientes eran tan pronunciadas (y encima de tierra suelta), que en varias oportunidades tuvimos que entrarles dos y hasta tres veces. La Peque a caminar, bolsos y peso trasero abajo, esa fue al única forma de subir.


Ya en Cobán la cosa se pone buena. Las muelas que Sebastián (amigo de Jose), generosamente nos había tratado sin cargo en Ciudad de Guatemala seguían molestando, y cada vez más. Por eso Seba nos puso en contacto con Henley, un colega de Cobán. Tratamiento de conductos para todo el mundo y asunto resuelto. Henley otro groso, que nos cobró baratísimo mi tratamiento y nos regaló el de la Peque. Ya habíamos pasado por el cuartel de bomberos y teníamos casa asegurada, pero mientras estábamos en lo de Henley, pasaron unos chicos por la calle, y al ver a la nave empezaron a gritar buscándonos. La Peque bajó y así conocimos a Karla, Pancho y la pandilla de los Volkswagen.


Pancho, Karla y Melissa, nos invitaron a su casa durante unos cuantos días. Además de compartir su casa, nos integraron a su club de Volkwagen, conocimos a sus amigos y a su familia que resultó ser más que especial. Nos mimaron muchísimo, nos llevaron de paseo por todos lados y sacando el Brasil 3 Argentina 1 (con Pancho vistiendo la camiseta de Brasil) aquellos días fueron perfectos. La familia Archila resultó tener una gran historia y fuerte tradición en la recolección, clasificación y salvataje de cientos de especies de orquídeas que poco a poco van perdiendo su hábitat debido a la explotación forestal que gana terreno. El abuelo de Pancho fue el precursor y sus hijos lo sucedieron. En su inmensa colección tienen cientos de especies aún no conocidas por el mundo científico y otras tantas ya clasificadas, muchas de ellas pertenecientes al género que en su honor, lleva el nombre de archilae. Sin esperarlo, nos vimos inmersos en un mundo fascinante donde las que mandan son estas bellísimas y particulares flores.

Las orquídeas son plantas muy evolucionadas que combinan colores, trampas mecánicas, secreción de olores y demás tretas, para atraer a sus agentes polinizadores específicos. Relamente, un mundo maravilloso y lleno de trucos inesperados.

Desde las miniaturas (del tamaño de una cabeza de alfiler) hasta las más imponentes, el factor común de estas flores, es su increíble belleza.

Según nos cuentan por estas tierras, la tan famosa vainilla es una orquídea. Tomá mate.

Algunas se asemejan a finas damas con suntuosos adornos.


Otras a torpes juglares.


Pancho, Dani y los de Fuego, posan en la cima del santuario que los Archila están creando para salvaguardar muchísimas especies de orquídias y del sotobosque guatemalteco.

Karla y Melissa acompañan al cantor de las pamapas.


Tabicados, con sus hifas, tan viejos los hongos, capaces de lo que pocos pueden.



En Cobán hicimos un mantenimiento a la nave, con cambio de aceite incluído. De allí salimos a nuestro primer paseo, Las Cuevas de la Candelaria. Toda la península de Yucatán es como un gran queso gruyere. Su formación se realizó bajo el agua, en el mar caribe y en realidad son depósitos calcáreos de millones de años que emergieron a la superficie. Es esta piedra tan blanda, que el agua la erosiona con facilidad y los ríos entonces se vuelven subterráneos. Toda la península poseé cenotes y ríos que por tramos puden ser navegados dentro de las cuevas que van formando. Este es el caso de las famosas Cuevas de la Candelaria, un mundo subterráneo mágico y oscuro.




La Peque y nuestra guía que no podría haber tenido un nombre más oportuno; Candelaria, dentro de las cuevas.

Primero visitamos la cueva seca, plagada de estalactitas, estalagmitas y formaciones surreales. Por momentos la luz desaparecía absolutamente y la cueva cobraba vida, con sus ecos y extraños sonidos del agua que se filtra por todos lados, moldeando eternamente sus espacios.



Alone in the dark.


Extrañas formaciones subterráneas que se ven apetitosas, pero no los son.

Dejamos atrás las cuevas y el próximo destino era la Laguna de Lachuá. Un espejo de agua turquesa perfectamente circular en medio de una selva de gran biodiversidad. Pero teníamos que hacer noche antes y los Archila, Pancho padre más exactamente, nos puso en contacto con las monjitas de Talita-Kumi. Allí nos recibieron las niñas con cantos de bienvenida, nos destinaron una habitación y nos invitaron a compartir la cena.


Buenos amigos del camino, a cada paso nos ofrecen una mano desinteresada que hace posible nuestra travesía por tierra hasta Alaska. Les estaremos eternamente agradecidos.
Fueron dos noches en verdad, ya que al regreso de Lachuá, volvimos a la escuela de las monjas quichés, donde nos recibieron con los brazos abiertos una vez más.
Como el camino a Lachuá era largo y sobre todo estaba horrible. Decidimos dejar la nave en el colegio y hacer dedo. Un vendedor de salchichas y fiambres, nos levantó y nos dijo que iba hasta la laguna y más allá aún, pero debíamos parar a ver algunos clientes en el camino. Nos amontonamos en la cabina de la chata y ¡adelante! El camino realmente estaba imposible, nosotros volábamos en la camioneta, ya que Elder le tenía miedo a algunas zonas y llegamos a la entrada de la laguna en un par de horas, previa descarga de unos cuantos paquetes de salchicas aquí y allá. La caminata por el sendero en la selva fue de aproximadamente 40 minutos hasta la laguna y otros cuartena hasta la zona de baño.


La selva guatemalteca es de la más ricas que hemos visto en cuanto a biodiversidad de especies.

Y extraños radares fúngicos, abundan en aquellas latitudes.

Los guardaparque no te permiten bañarte en el primer sitio al que se llega porque dicen es zona de cocodrilos. ¡¡¡¡Taaaaaanto cocodrilo va a haber!!!! Sabiendo que algún visitante puede pasarse de listo y hacer caso omiso de sus recomendaciones, han dejado allí en custodia de sus reglas a Dionisia.
Este elocuente lepidóptero, persuade a los potenciales bañistas, de no exponerse a los peligros ocultos que yacen bajo la inmóvil superficie del espejo de agua.

Acá no, o los cocos te comen.

"La mayoría de la gente se avergüenza de la ropa raída y de los muebles destartalados, pero más debería ruborizarse de las ideas andrajosas y de las filosofías gastadas."

La cigarra Berta no quiere ser menos que Alberto y escupe: "A falta de pan, buenas son las tortas".
Nada mal para una cigarra.
En medio de la selva, se encuentra solitaria y hermosa. Lachuá es otro de los tantos tesoros que Guatemala tiene para ofrecer. Chapuzón, nachos con jamón Bremen y a volver. Quedamos con Elder que nos encontrabamos en la entrada nuevamente para el regreso, y así sucedió. El día redondito, llegamos a Talita-Kumi y a la mañana siguiente, vuelta a La Candelaria a saldar una cuenta pendiente.

La idea era navegar el río subterraneo con gomones,
pero la primera vez que estuvimos ahí, no tenían ganas de llevarnos, asi que volvimos a por más. La experiencia es espectacular. Te metés en el río con el gomón y dejás que la corriente te arrastre. El recorrido total del río es de 30 kilómetros de los cuales solo se hacen tal vez tres o cuatro, que están bajo el cuidado de una comunidad Quiché. Fue algo surreal, apagamos las linternas y en plena oscuridad sentíamos a los murciélagos volando sobre nuestras cabezas. Obviamente no hay fotos ya que no se puede llevar la cámara sin estropearla. Pero la experiencia es más que recomendable para todos aquellos que vengan a conocer Guate.

Lo que no es tan divertido, es cargar el gomón a pié durante varios kilómetros por la selva de regreso.

Cada quién adopta la técnica de carga que más cómoda le resulta.
Hicimos un paso relámpago por Cobán para ver Argentina - Brasil (grave error) y de vuelta a las rutas.

Antes de entrar al taller de pintura, la Nucita (el bocho de Karla), fue autografiada por todos los miembros del club de "fusqueros" de Cobán. A su lado el citro toma aire para lo que viene.
Calcomanías de americaencitro pa´ todo el mundo. Todo gracias a la generosidad de nuestros amigos de StickersShop de Cobán.
Nuestra siguiente visita fue a Semuc Champey. Nuevamente bajamos de la montaña, aunque sin abandonar la Alta Verapaz, para conocer uno de los lugares naturales más hermosos de todo el país (y eso es mucho decir). El camino fue un poco más tranquilo, salvo el último tramo hasta Lanquín, donde definitivamente bajamos hasta el nivel del río y el asfalto cedió terreno a la piedra.

Semuc Champey es una loquera (diría Jose). El río Cahabón viene bajando furioso de la montaña con su imponente caudal, hasta que sin mayores preámbulos, se mete bajo la tierra y desaparece. Allí se forma un puente natural de piedra caliza de 300 metros, que a la vez posee varias pozas de aguas cristalinas y un color verde turquesa increíble.

Por si fuera poco, todo está rodeado de un frondoso bosque tropical.

El sumidero es el sitio donde el río se vuelve subterraneo. Su potente caudal y lo blando de la roca (como veníamos hablando) es justamente lo que permite esta clase de fenómenos.

El sumidero.

Si te caés acá, no la contás.

Esta es la vista del puente con las pozas desde el mirador. Por debajo de esto está pasando el río. Sólo para que tengan una idea de la belleza del lugar, les contamos que esta foto la tomamos en un día nublado y con poquísima luz, ya que estaba a punto de oscurecer. Subimos al mirador y bajamos en tan solo 35 minutos, cuando se suponía que era un sendero de una hora y media. Era eso o perder el último colectivo a Lanquín, donde hacíamos noche y teníamos la nave.
La idea era conocer las grutas de Lanquín antes de regresar a Cobán, pero una espontánea pelea marital en la mismísima entrada a las cuevas, nos depositó en la ruta, con un humor de perros antes de lo pensado. En dos patadas, estábamos en Cobán por tercera y última vez.
Pero ahora nos tocó mudarnos a la comodidad del Hotel Carlos V de Victor y Roxana. Este matrimonio leyó una nota que nos hicieron en un diario de Ciudad de Guatemala y nos escribieron un mail invitándonos a su hermosa posada. Mejor no nos pudo venir, ya que Pancho y Karla se habían fugado inesperadamente a Costa Rica (igual, con varios contactos para nuevo hogar y una tierna carta de despedida) para un encuentro de bochos y necesitábamos casa nueva. No sólo disfrutamos de la compañía de Victor y Roxana y de la comodidad de la cama matrimonial. El omelette Carlos V, que degustamos a la mañana siguiente durante el desayuno, difícilmente sea olvidado por este par de apuestos viajeros.

A toda la gente de Cobán ¡Mil gracias! Nos hicieron sentir súper queridos y como en casa. Ojalá volvamos a vernos en Guate, o porque no, en nuestra tierra gaucha.
Abandonamos Cobán, y en lugar de seguir camino a la selva del Petén como lo habíamos planeado, volvimos a enfilar hacia las eternas montañas que nos conducirían pasando por el bosque espinoso y el ecotono del quetzal, hasta la capital chapina.
Allí nos esperaban viejos y nuevos amigos, fama, fortuna y también infortunios, pero todo eso, pa´ la próxima.
¡Unas cuantas patadas ninjas y chau!
¡Arrivederci e buonafortuna!
Lo que se viene.... lo que se viene...





¡¡¡¡EEEEEEEEEEPAAAAAAA!!!! ¡Cuanto glamour para la nave!

13 comentarios:

  1. Chorrean glamour muchachos! Lo que más me fascinó fue lo del río subterráneo. Obvio que si te tirás no la contás, pero... a que lo pensaste al menos una vez a ver si se podía!

    Amenazadora también la mariposa, pero a costa de matar a los cocodrilos de hambre sin poder perseguir a sus potenciales víctimas. De esto se deriva que la disminución de la población de los cocodrilos sea a causa de la abundancia de estos bichos voladores, pero a nadie parece importarle porque al lado de los cocos simplemente parecen inofensivas. Irónico, verdad?

    Abrazos fraternales desde la Argentina. Acá no tendremos tantos bichos, pero hay cada uno que mamita mía...

    Yuk Punchagamma!


    El oso vanidoso & cía.

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  2. y las fotos de los cocos???
    Buen viaje y disfruten de su viaje citroviajeros :D

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  3. MMMMMMMMmmmm...! cuánta adrenaliiiiiiiinaaaa!

    Y yo que pensaba que tras tanta aventura, ya nada podía sorprenderme demasiado...

    Tengan cuidado, por favor! No me sale otra cosa, che.

    Buenísimo todo, absolutamente cautivante.

    Las orquídeas... sencillamente hermosas, misteriosas, delicadas.

    Besos y rezos. Iris

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  4. Anónimo12.11.09

    Existe el paraiso de las orquideas!!!!!!!
    Mandenme unas por favores!!!!
    Los quiere
    Margot

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  5. anabel14.11.09

    HOLAAA! me llamo anabel y soy de marpla, nose como un dia cai en su blog justo cuando recien salian de aca, y los voy acompañando, internet mediante obvioo jaja, en todo lo q va de su viaje.
    Che la verdad q admiro su fuerza y coraje..jaja me siento re grupie pero si algun dia los llego a cruzar por la feliz y escuchan por la calle q le gritan "CAPOOOOS!!"..soy yo!..ah y quiero una de esas calcos!
    un beso enorme y hasta Alaska no los abandono!
    anabel

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  6. Loli y Facu... chicos.. la verdad se llena uno de emoción a leer estas historias... y todo lo que se vive.. fue un verdadero honor ser parte de su viaje. Conocer personas como ustedes y vivir los momentos que vivimos juntos, es lo especial ojala nos veamos otra vez..!!!

    Saludos y suerte

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  7. Karlía16.11.09

    Hola... q lindo el reportaje es toda una novela jijiji.... q alegre saber de ustedes... para nosotros fue una alegria tenerlos x aca, lastima q la despedida no fue en persona pero lo importante fue conocerlos... les deceo suerte en su viaje y ya saben q los esperamso cuando quieran regresar o quien sabe talvez los miremos en Argentina...

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  8. Están flaquiiiiiiiiiitos.
    No me canso de visitar este blog. Ustedes a mi me alegran los pensamientos.
    Unos abrazos!

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  9. Buen viaje!!! espero hayan disfrutado Guate!!!!! saludos de un chapin cautivado con su historia!
    Adelante!!!

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  10. Buenisimas fotos!
    me gusta mucho la idea de uds!
    se me hacen mucho al viaje que hace el ernesto guevara y Alberto Granado... se dan cuenta de la belleza de America Latina (y norte america tambien para uds, primero Dios) pero tambien de la realidad de la que padecemos!
    ke bonito que documententen su historia y con buenismas fotos, reintegro!
    ke bueno ke les gustó guatemala! tambien me gusta mi pais!
    ya les falta poco van en la recta final! SALUDOS DESDE GUATEMALA!

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  11. Anónimo2.2.10

    Hola, realmente la experiencia que estan viviendo es inolvidable, me encantaria realizar algo igual, conocer y aprender otras culturas es interesante y eso es vivir, sigan adelante con ese proposito que les falta poco son una pareja de admirar. Lo saludo desde la tierra del quetzal que ya tuvieron la dicha de conocer. Guatemala Beto Lopez

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  12. Anónimo5.2.10

    ME ENCANTA LO QUE HACEN!!!!!!MI HIJA CARLA Y DANIEL SALIERON EN UNA RENOLETA EN DICIEMBRE CON UN PROYECTO LLAMADO ARQ.MESTISA,AHORA APARTE DE VIAJAR CON UDS.TAMBIEN LO HAGO CON ELLOS.LA RENO YA ESTA EN PERU

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  13. Anónimo19.2.10

    Hola: Mi nombre es Alejandro Nolasco, soy de Necochea, Argentina.-
    Espero que lean estas lineas, mi correo es alenolasco@hotmail.com
    No puedo transmitirles la alegria que me da su viaje, pero quiero que sepan que estoy a su disposicion en lo que gusten.-
    Soy mecanico especializado en 3CV y fanatico de esas "NAVES"y como jobie me dedico a restaurarlos.-
    NO DUDEN EN ESCRIBIRME SI NECESITAN PARTES O CONSEJOS MECANICOS O LO QUE SEA.-SE LOS MANDO A DONDE ESTEN Y A SOLO UN GRACIAS COMO PAGO.-
    Mucha pero muchisisisima suerte, un grandotote abrazo, Ale.-

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